"¿Qué o quién define tu sexualidad?
Jennie Kim es una neoyorquina de pocas palabras. Bae Joohyun (Irene) y Roseanne Park (Rosé), la retaron a grabar un video porno lésbico, después de haber desaprovechado el responder una simple verdad sobre su excé...
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𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐨𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞
La solitaria morena de la barra apostaría que aquel taburete donde se encontraba apoyada, sería uno de los más costosos y excéntricos de los que se sentaría alguna vez a lo largo de su longeva existencia, a excepción de que Jisoo se descompensara por una alcoholemia despilfarrada, les quitaran sus pases vip y les restringieran la entrada por el resto de sus eternidades. Ojeaba divertida desde allí a las muchachas intentando convencer a los guardias de que cumplían la mayoría de edad, su mirada derrochaba ambición y disfrutaba escuchar los rollos que se inventaban para acceder ilegalmente al pub, mientras les restregaban a los agentes sus tarjetas de crédito, sobornándolos y obteniendo la deseada entrada al bar Upstairs At The York, rio por un segundo, negando.
Los rostros pálidos, severamente llamativos y ligeramente maquillados de las muchachas, se mezclaban con las radiantes luces neón del cartel de aquel pub. Lalisa Manobal había bebido unas cuantas copas, que se sumaban cautelosamente a su sumario alcohólico, sin embargo, su organismo parecía adaptarse a ello rápidamente, a diferencia de una emborrachada Jisoo, que coqueteaba en la esquina del bar con dos mujeres en simultáneo, aquello logró hacerla sonreír. El estado de embriaguez de Jisoo descolocaba a cualquiera que la viese; Lalisa ya estaba convenciéndose de que sería ella quien debería recogerla y llevarla íntegra al acabar la madrugada. Las bebidas blancas definitivamente no coincidían con Jisoo Kim, y era algo que había olvidado esa noche, antes de evitar que consumiera cuatro pares de chupitos.
Los jóvenes gritaban, la música era alta y los borrachos abundaban por cada rincón. Lalisa sintió deseos exasperados de bailar por un momento. Le ofreció su tarjeta de crédito por décima vez al barman, bebiendo el último sorbo de su Margarita Blue y, finalmente, se dirigió hasta la pista de baile, directo al cuerpo tambaleante de Jisoo.
Había cargado stilettos desde la adolescencia, la experiencia luego de nueve años le había permitido subir a la mesa bañada en alcohol derramado, sin resbalarse ni tambalearse. La morena alcoholizada la tomó con fervor, sin poder creer que después de tantos bienios, su mejor amiga volviera a agitar su cuerpo encima de algo que no fuera otro ser humano. Lalisa le sonrió y acercó su boca bromista para besar sus labios, ambas rieron y Manobal acabó por besar el ínfimo espacio oxigenado que las separaba. Jisoo le tomó la mano y la levantó, mientras gritaba desde lo más profundo de su garganta, arqueando su espalda hacia atrás, por una simple reacción natural ante su hiperactividad.
—No puedo cre... creer que Lalisa Manobal vuelva a estar en los escenarios. —Sonrió su amiga, meneando su tonificado trasero redondeado contra los músculos de la morena. Lalisa soltó una risa nasal y, tomando a Jisoo de la cintura, comenzó a moverse contra ella—. Te has revelado.
—Quizás sea el alcohol —aclaró, riendo. Ambas comenzaron a saltar sobre la mesilla. Mujeres y hombres se pegaban corporalmente; Lalisa disfrutaba cada roce. Las dosis agudas de alcohol ayudaban a alterar sus sentidos y sus desenlaces hormonales, necesitaba escaparse aquella madrugada con alguna persona. No le importaba quién.
