❁ •CUADRAGÉSIMO 4to• ❁

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La tensión se sentía en el aire, nadie dijo nada en el trayecto hasta el apartamento del pelinegro

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La tensión se sentía en el aire, nadie dijo nada en el trayecto hasta el apartamento del pelinegro. Cuando llegaron las primeras gotas gruesas de una intensa lluvia comenzaban a amenazar monson. Pero más que tensión era esa intimidad entre ambos  que había ya la que los atenazaba, ya no eran simples conocidos, claro que no.

JungKook tan amable como siempre, le abrió la puerta correspondiente y lo guió hasta su apartamento. Subieron aquellas escalerillas que Tae apenas había visto dos veces contando esa.
La cercanía del hombre lo ponía mal, ya lo estaba comprobando, aún si apenas sus hombros se rozaban al subir cada escalón  a la par. Mierda, así no podía ni pensar claro y todo su cuerpo reaccionaba a la pasión, no había más.

Ellos lo sabían, la situación lo prometía.

Abrió para él la puerta de entrada y le invitó a pasar primero con un suave "adelante" y enseguida todo lo que supo fue que estaba en el suelo gracias a un gran doberman que se le había echado encima.

—¡AUCH! —Gimió Tae al caer de pleno culo al suelo, pero río al ver que el perro solo quería saludarlo y jugar.

—Santo Dios, Bam, ¿Qué has hecho? —Le regañó JungKook intentando quitarlo de encima, era tan grande y bonito.

—Oh, vamos, está bien...—Sonrió mientras acariciaba al energético animal— Ha crecido bastante y no tiene ni el año —JungKook asintió.

—Vaya que sí, déjame ayudarte —Tae  no se negó cuando apartó a Bam para tenderle la mano y ayudarlo a pararse, después de todo ya le había lamido toda la cara. Más, cuando se hubo erguido sobre sus pies, la cercanía entre ambos cuerpos fue mucha, tanto así que JungKook tuvo que sujetarlo por la cintura para que no cayera de nuevo para atrás; sus narices rozándose, los ojos de ambos en el otro.

Mierda.

Tae  perdió el juicio, olvidó porque estaba ahí realmente, se quedó en blanco. Su aroma le envolvió en una encrucijada atontando sus sentidos y en su mente entonces no hubo más que su nombre, su presencia, todo lo que representaba Jeon JungKook en persona. El calor de su cuerpo tan cerca transpasó hasta el suyo y sintió que moría ahí mismo. Se dió cuenta cuánto le había extrañado aún si apenas habían pasado horas de verse, le había extrañado en  todos los sentidos.

Sintió su corazón correr errático y sus manos temblarle aún por sobre los firmes pectorales dónde estaban puestas sus palmas. Joder, el solo contacto lo hizo delirar.

Sus ojos tan negros y brillantes le absorbieron, sus rojos labios le atrajeron cómo el fruto prohibido de sus deseos. Así lo eran. Se llenó de su aroma, de su mirada, de todo él. Quería sentirlo en cada poro de su piel.

—JungKook yo...—Quiso articular, poner su mente a trabajar para recordarse a sí mismo porque estaba allí y para qué, pero todo lo que pudo decir fue su nombre porque era todo lo que había en su mente. Y fue muy tarde pues lo único que logró fue que el mayor le mirara los labios por cada sílaba que componía y eso fue la perdición para él. Para ambos.

~*𝒪𝓃𝓁𝓎 S.E.X*~ 𝘒𝘖𝘖𝘒𝘝.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora