𝐒𝐭𝐚𝐠𝐞 𝟑. 𝐁𝐚𝐛𝐲 𝐢𝐭'𝐬 𝐲𝐨𝐮

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♡𝐏𝐨𝐫𝐜𝐨♡

— Abuelo, enséñame a tocar la guitarra.

El abuelo Marcel fue un hombre testarudo hasta el final de su vida.

A pesar de que no debía, se levantó de la cama y bajó hasta el sótano donde tenía un espacio dedicado a sus instrumentos musicales que en su juventud representaron todo para él.

Quedé boquiabierto cuando sacó del estuche una guitarra eléctrica color negro, sin cuerdas; al lado había otras acústicas, algunas con la madera gastada y cuerdas oxidadas. Sin embargo, a mis ocho años, fue como encontrar tesoros.

El abuelo me hizo sentar al borde del escalón, y empezó a hablar sobre la guitarra eléctrica color negro. La primera vez que tocó en un bar juvenil usó esa guitarra y esa misma noche se enamoró de mi abuela.

Es interesante como un objeto puede albergar tantos recuerdos.

Suspiró con una ligera sonrisa en sus labios y tomó una de las guitarras acústicas colocándola entre mis piernas. Una sensación cosquilleante atravesó mi cuerpo cuando coloqué los dedos en la forma que me indicó sobre las cuerdas y el instrumento lanzó un sonido débil.

Miré a mi abuelo sorprendido y sonreí, él también lo hizo, con sus ojos arrugados y mostrando todos los dientes. Rara vez sonreía así.

Los siguientes días no hacía más que visitar al abuelo y practicar una y otra vez. Me enseñó a tocar los acordes más sencillos, los cuales eran suficiente para tocar su canción favorita.

Todo marchaba de maravilla hasta que pasado un mes, su salud empeoró y fue ingresado al hospital. No podía verlo con frecuencia y tuve que seguir aprendiendo por mi cuenta.

Una semana antes de que el cáncer tomara su vida, logré tocar Baby it's you y lo grabé con mi celular.

Tal vez se debe al recuerdo de su sonrisa y la forma en que sus ojos brillaron mientras escuchaba el sonido inestable a ratos por mi poca experiencia, pero, cada vez que vuelvo a cantar esa canción, siento que está a mi lado, orgulloso de que su nieto el más pequeño y el más problemático, haya heredado — aunque no su nombre — su amor por la música.

Fue hasta mi cumpleaños número quince que logré ahorrar suficiente dinero para comprar una nueva guitarra. Tenía un modelo en mente, negra con cuerdas brillantes, igual a la que vi en una foto de mi abuelo cuando era joven. Para mi sorpresa, no fue fácil de conseguir, busqué en diversas tiendas hasta que llegué a una ubicada en un callejón de mala fama.

Quizá fue el destino o sólo coincidencia pero, el día en que compré la guitarra de mis sueños, conocí a la mujer de mis pesadillas.

Ymir.

.:*☆*:.

Los días lluviosos me resultan agradables porque puedo dedicarme a hacer cosas simples como tocar la guitarra mientras fumo un cigarrillo frente a la ventana, algo cliché en el mundo de los músicos, sin embargo, resulta relajante una vez que lo pruebas.

Tomo la cajetilla nueva y coloco el diminuto objeto blanco entre mis labios, lo enciendo en un par de intentos. Abro uno de mis cajones del escritorio y tomo mi libro de acordes.

Paso las hojas entre letras románticas, de sexo, alcohol y algunas sin sentido. Una mezcla de Queen, Aerosmith, Poison, Sex Pistols y The Beatles.

El olor a tabaco se extiende por la habitación así que abro mi ventana y me siento frente a ella. Entre las decenas de hojas, me detengo en una partitura gastada, amarillenta y con una marca de lápiz labial rojo en la esquina.

𝙰𝚜𝚝𝚛𝚘𝚗𝚘𝚖𝚢 | Porco GalliardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora