Parte 3

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"Con azúcar en polvo endúlzame"

Después de ese día, el castaño no había parado de ir a la cafetería diario, todos los días sin faltar estaba ahí para pedir la misma cosa, provocandole suspiros y sonrojos al peli negro, quien tampoco se quejaba de su presencia. No importaba si estaba lloviendo o soleado, si era tarde o temprano, el de ojos rojos siempre hacia su aparición convirtiéndose en la única razón por la qué a Quackity le gustaba su trabajo, y ese día no sería la excepción.

-Pero tío, que te estoy diciendo que te vayas ya para tu casa -regañaba Rubius ya harto, llevaba ya 15 minutos insistiendo con que se fuera, pues su turno estaba a punto de acabar.

-Qué no cabrón, hasta las nueve espérate -Alex miraba el reloj impaciente, tan solo faltaban 10 minutos para finalizar con su horario y no había señales del castaño.

La cafetería solía dividirse en cuatro turnos, todos cubiertos por amigos cercanos a Willy, el dueño del local, el primer turno era de 3 a 9 de la mañana cubierto por Fargan quien tenía serios problemas de insomnio; el segundo turno era el matutino de 9 de la mañana a 3 de la tarde cubierto por Alexby quien tenía a clases en horario vespertino, luego estaba el turno de Quackity de 3 de la tarde a 9 de la noche, dándole el tiempo suficiente para tomar sus clases y hacer tareas; el último en trabajar era Rubius qué cubría de las 9 de la noche a 3 de la mañana cuando llegaba Fargan.

Quackity solía quejarse mucho de que el oso otaku llegaba media hora tarde a cubrir el turno y no podía irse a casa temprano, pero esta vez se le ocurrió llegar antes y el peli negro no quería irse, ya qué no había llegado el bonito castaño cuyo nombre aún desconocía.

Era curioso, habían pasado meses desde que se conocieron y nunca le ha preguntado como su nombre.

-Quackity, si no sales de detrás del mostrador en tres segundos, juro que te voy a sacar a patadas de ahí, por que no cancelé una cita con mi novio para que tú te pongas tus caprichos, hijo de... - el rubio fue interrumpido por el sonido de la campanilla anunciando la llegada de un cliente llamando la atención de ambos. Rubén parecía sorprendido, mientras que Quackity estaba feliz con mariposas burbujeandole en el estómago.

-Buenas noches Quacks, disculpa la tardanza -saludó el castaño que acaba de ingresar, adentrándose en el lugar y acercándose al mostrador, viendo a su amigo con una sonrisa

-H-hola joven, como le va? -saludó con nervios en su voz y mirada, dejando sorprendido al oso qué tenia al lado.

-La verdad mal -su tono de voz parecía indicar qué estaba cansado, miró al peli negro con aburrimiento reteniendo un suspiro.

Caramelo de Chocolate.  Luckity  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora