Capítulo 7

530 67 23
                                    

—¿Qué quieres decir?

—Vengan a ver esto, les explicaré que pasó— le llamó para que observarán su pantalla.

Lisa en todo momento se aseguró de quedar cerca de Jisoo, como si ya le fuera imposible tenerla lejos.

Y aunque eso no pasó desapercibido por la azabache, no mostró indicios de querer alejarla, al contrario, ella también quería tenerla cerca.

Le brindaba protección y calor.

—Cuando el sumergible de Jisoo subió, la termoclina seguía intacta y estaba a menos un grado centígrado—, compartió su pantalla a una más grande para que el equipo pudiera verlo mejor—. Pero minutos después, cuando el evolution subió, la temperatura aumentó a 25 grados.
Un tiburón podría pasar por ahí —siguió explicando la pelinaranja—. Bueno, mejor dicho, 20 tiburones podrían pasar por ahí

Taepyung dejó de entretener a su nieta para observar por igual la pantalla.

No podía ser cierto.

—¿Cómo es qué eso pasó?— Rosé se acercó tomando asiento a un lado de la neozelandesa—. Por cierto ya casi lo logro —le mostró el cubo con solo tres colores armados.

Jennie suprimió una sonrisa para concentrarse de vuelta a la pantalla.

—Cuando el meg se estrelló contra el origin, debió golpear una fuente hidrotermal—comentó Lisa— Esas pueden liberar millones de litros por segundo, por lo que el calor de esa fuente debió abrirle paso sobre esa capa de agua congelada.

—¿Me están diciendo que abrimos una autopista para tiburones gigantes prehistóricos devoradores de todo? —la australiana miró incrédula al equipo.

—No exactamente. Parece ser que fue algo transitorio —Jennie adelantó el monitoreo de la capa—. Las temperaturas volvieron a la normalidad y el paso se cerró después de unos minutos.

—Si, pero no antes de que una máquina asesina prehistórica decidiera subir a saludar a todos —murmuró Seulgi sarcástica, sintiéndose más ansiosa que antes.

Al final le terminó arrebatando el cubo Roseanne para armarlo y desarmarlo ella sola en cuestión de segundos en un intento de distraerse.

La millonaria bufó y se cruzó de brazos molesta porque lo pudiera armar en cuestión de segundos, mientras que ella apenas estaba entendiendo los extraños algoritmos.

—Perdemos tiempo —Lisa se puso de pie—. Esa cosa está allá afuera y es muy peligroso. Debemos exterminarla.

De inmediato la bióloga marina se negó y también se puso de pie para encarar a Lisa.

—¡No! No podemos, es un ser vivo, una especie que se creía extinta y aún vive —la miró como si fuera una demente—. Debemos explorar opciones no letales.

—Para el meg o para nosotros —razonó la rubia.

Ambas estaban en un duelo de miradas. Incluso discutiendo irradiaba mucha más tensión sexual.

Por suerte del equipo, la alarma de S.O.S sonó, evitando que la tensión que ambas chicas irradiaban se intensificara más –si es que eso era posible–.

—¡Tenemos una señal de emergencia! —alertó Taehyung—. 300 km, sur, suroeste.

—¿Qué significa? —preguntó Rosé preocupada.

No le estaba gustando para nada que ese animal prehistórico estuviera haciendo daños exponenciales.

—Que un bote se hundió —le contestó D.O.

En lo profundo | LisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora