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Mi esposo el oficial de policía (MaxTul)

Ser policía no es fácil y menos ser el esposo de uno. Max lo sabía muy bien, lo sabía muy bien cuando dijo que si hace tres años, hace cinco cuando se volvieron novios y hace diez cuando su mejor amigo le dijo que quería ser policía.

Había noches que no dormía cuando no estaba de turno en el hospital y cuando era así y escuchaba que llegaba un herido de bala o un policía herido, siempre rezaba a cualquier deidad existente que no fuera Tul, que no fuera su esposo quien entrara por esa puerta.

Max no estaba bien esa noche, ya llevaba un turno de casi 30 horas y solo se había alimentado de café y pan durante el transcurso de todo ese tiempo; quería mas, quería comer algo distinto, pero cada vez que iba a comer no podía por dos motivos; uno, era llamado por los altavoces o dos tenía un mal sentimiento en el estómago. Y este último era lo que más miedo le daba, debido que solo había tenido esa sensación dos veces, la primera hace cuatro años cuando en su práctica en el hospital vio como su novio entraba con sangre chorreando desde el hombro. Y la segunda siendo hace un año cuando Tul entró al hospital cargando a su hijo de 5 años, Copter, que se había desmayado.

Tenía miedo, mucho miedo y lamentablemente esto aumentó cuando por el altavoz sonó su nombre, pero no era bueno como lo habían llamado.

"Max Nattapol se solicita en el quirófano 5"

No fue Dr. Nattapol, sino Max Nattapol, eso no era bueno. Corrió zigzagueando y esquivando personas. Cuando llegó al quirófano 5 vio la ventana y quedó congelado. Ahí estaba, su esposo, el hombre que amaba y el padre de su hijo cubierto en sangre y con el Doctor Nutthapong realizando rcp.

—Tul— susurro antes de desplomarse en el suelo.

Cuando despertó estaba en una habitación del hospital con una sonda en su brazo la realidad lo golpeo nuevamente. Su esposo, sangrando en una camilla. Se puso de pie se arranco la sonda y se dirigió a la puerta, la cual fue rápidamente abierta por el Dr Nutthapong. El cual lo vio entre sorprendido y enojado.

—Max siéntate por favor

Y aunque no quisiera hacerlo, Max sabia que desafiar al Dr Md será malo, muy malo. Max se sentó en la cama y permitió que Md revisara sus signos vitales. Claro que no podía esperar más.

—Dime que esta bien— dijo Max casi en un susurro.

—Lo esta, el esta a salvo Max no tienes porque preocuparte.

El pelinegro soltó el aire que no sabia que estaba reteniendo en su pecho al igual que las lagrimas en sus ojos, rápidamente tomo a Md y lo abrazo. El mayor lo acepto y lo devolvió. 

Rápidamente le explico como había sido la cirugía y que ahora mismo esta en una habitación en reposo total. Una enfermera entro pidiendo disculpas y diciendo que el paciente ya había despertado. 

Max miro a Md y este asintió y como un rayo, Max salió corriendo en busca de su esposo.

Cuando entro las lagrimas casi vuelven a salir.

—No llores por favor, lo que menos quiero es que lo primero que vea sea a mi esposo llorando— Tul extendió su mano llamando a su esposo para que se pusiera a su lado. 

—Como no quieres que llore tarado, por un momento creí que seria padre soltero.

Tul lo tomo y lo atrajo hacia si mismo para abrazarlo. Con cuidado claro, pues rápidamente Max se acomodo para no lastimarlo.

—Jamás te dejare a ti y a Copter, ustedes son lo mejor que me ha pasado Max y ni siquiera la muerte me separara de ustedes.

—Lo se, lo se amor mío. Eres tan terco que ni la muerte te quiere cerca.

Una carcajada seguida de un quejido de dolor hizo que se separaran. Max reviso a su esposo y luego de confirmar que todo estaba bien siguieron conversando o bueno, lo que siguió fue a un Tul regañando a Max por las razones del motivo de su desmayo.

Un par de horas después la puerta fue abierta y un hombre alto con traje de policía entro seguido de un niño de 6 años, él cual corrió y de no ser por su padre Max, se hubiera tirado encima de su padre Tul.

—PAPÁ— el niño grito y con cuidado abrazo a su padre en la camilla.

—Gracias oficial Mew— agradeció Max al compañero de su esposo.

Lo lamento algo corto, pero espero que les guste