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Su vista paso a su teléfono por milésima vez en el día al notar como la pantalla se iluminaba con una nueva notificación, de forma rápida y automática lo tomo y deslizo el dedo para mirar de que se trataba.

Sintió su estómago revólverse y hacerse pequeño ante el hecho de ver el nuevo mensaje que se acomulaba con los setenta más que le habían llegado anteriormente, soltó un suspiro y viendo las notificaciones se dió una leve idea de lo que trataba aquel mensaje.

"Por favor Jeon Jungkook deja de ignorame, entiendo que..."

Fue lo único que le permitía ver en la bandeja de entradas, resoplo y dejo su teléfono de nuevo en su escritorio para intentar concentrarse en la primera página del cómic que había iniciado desde hace dos semanas.

Dos semanas.

Había pasado todo ese tiempo desde que Jungkook supo sobre los sentimientos de su mejor amigo y dónde comenzó a ignorarlo muy a pesar de la promesa que le había hecho.

Jodida mierda.

Decir que estaba confundido era estúpido, porque era realmente obvio que lo estaba y el hecho de tener  poca madurez debido a su edad provocaba que no supiera como reaccionar ante aquel tipo de situaciones.

El teléfono volvió a iluminarse y el pelinegro sintió de nuevo el revoltijo en el estómago, sus mejillas se tiñeron de rojo y el cómic volvió a pasar a segundo plano cuando sus ojos volvieron a posarse en el aparato.

Mierda, estaba otra vez nervioso.

Intento no soltar un suspiro al tomar el teléfono y miro otra vez la rendija de notificaciones para encontrar otro mensaje nuevo.

Tragó saliva y comenzó a debatir sobre responder el mensaje o no.

Su cabeza volvió a indagar a aquel día donde Min YoonGi le declaró sus sentimientos y se fue de forma precipitada dejándolo ahí en el colegio. Aquel día, cuando volvió a su casa, millones de preguntas comenzaban a circular en su cabeza.

Al principio estaba dispuesto a hablar con YoonGi, entablar una conversación para sacar las dudas de su mente para poder estar en paz; se habían citado el miércoles (dos días después de la declaración), el plan era ir al arcade y después por un helado para conversar. Y fue así, tanto Jungkook cómo YoonGi se armaron de valor para mirarse de nuevo a los ojos, pero fue una lastima el hecho de que el primer mencionado de paniqueara desde el primer instante donde su vista se poso a lo lejos en YoonGi para después dar vuelta sobre sus talones y dejar al pelimenta plantado.

Fue ahí que mientras corría directo a casa con las mejillas rojizas y el corazón latiendo deprisa, que se dió cuenta que  las cosas con Min YoonGi no podían volver a ser como antes y fue ahí donde lo comenzó a ignorar al pelimenta.

Estaba mal, lo sabía sin embargo, para Jungkook era la única opción.

Dios, quería que la tierra se lo comiera y que lo escupiera al otro lado del mundo donde obtendría una segunda identidad y se haría pasar por un hombre que perdió la memoria o tal vez un vagabundo.

El joven de cabellos oscuros estaba demaciado entrado en sus pensamientos y en cuál sería su nombre para su nueva identidad, que no se dió cuenta cuando su progenitora entro a su recamara y se quedó en el umbral de la puerta.

Jungkook soltó un largo suspiro y la mujer detrás suyo hizo una mueca con los labios.

— Suspirar no hará que las cosas cambien o que los problemas se arreglen — la voz rezono en el cuarto siendo suave y cálida, pero a Jungkook le provocó tremendo susto haciendo que pegará un brinco y que se pegará en su rodilla con el escritorio y la silla en la que estaba.

F•R•E•N•D•S (Yoonkook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora