IX

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— ¿Minho?

El rubio miró al cuarto, no lo reconoció en un principio porque habían cambiado el orden de las camas y de los muebles, se asustó y su mano fue hacia el mayor, que dormía a su lado, para despertarlo.

Desde la ventana del dormitorio se podía ver una luz fría que venía del exterior, y se concentró en mirarla para no pensar en la oscuridad.

— Minho, Minho... — miró al cuerpo que dormía junto a él, podía reconocer sus rasgos en la penumbra.

Escuchó un murmullo, y el mayor abrazó su cintura entre sueños, Lix sintió unas cosquillas en su estómago, y algo de miedo, no le gustaba mucho el contacto físico, se apartó lentamente.

— ¿Felixie? — preguntó Minho, medio dormido, entreabrió sus ojos para ver al rubio, que temblaba ligeramente e intentaba salir de la cama sin que lo descubran —. Hey, ¿Dónde vas?

Minho se incorporó para estirarse y tomar su mano, notó el temblor que recorrió su cuerpo con el contacto.

— ¿Lix?

El rubio asintió, sus ojitos lo miraron con un poco menos de miedo que la última vez.

— Tranquilo, iré a encender la luz, quédate aquí.

Se levantó, dejando al rubio en la cama, estaba echo una bolita muy cerca del borde, cuando la habitación se iluminó Lix suspiró con tranquilidad y dejó de temblar.

Regresó a la cama y volvió a tomar las manos del otro, viendo cómo se pellizcaba con fuerza sus brazos, aunque no pareciera que lo hiciera a propósito.

— Ya no debes lastimarte así, Lix, ya nadie te va a hacer daño, no tienes que hacerlo tú ― dejó mimos en sus manitos —. Soy tu amigo, estaré siempre contigo, no hay por qué lastimarse, ¿Si?

Lix asintió, no dijo nada, sus grandes ojitos lo miraban llenos de brillos.

— ¿Tienes miedo? — preguntó Minho, luego de verlo más tranquilo, Lix negó.

—¿Por qué están las camas juntas?— preguntó, cambiando de tema.

— Porque con Félix somos muy buenos amigos, y dormimos juntos.

— Yo soy tu amigo... ¿Yo soy Félix?

— Tú eres Lix — corrigió Minho —. Y yo soy tu amigo también, no importa quien seas.

Era normal que los Alters se hicieran pasar por el anfitrión, pero ya no tenía sentido que fingieran serlo, menos con Minho, que los conocía.

El rubio asintió, dándole la razón, sonrió un poco.

— ¿Qué haces despierto, Lix?

— Yo... Quería ver a mi amigo Minho.

— Pues aquí estoy —dijo, muriendo de ternura por dentro — ¿Qué quieres hacer? Podemos jugar con nuestro otro amigo, Conejin, o podríamos comer unos cupcakes de chocolate-

Lix comenzó a asentir, emocionado, Minho no pudo evitar sonreír.

— Vamos, pequeño Lix.

Sostuvo sus manos para ir a la cocina, lo dejó sentado en una de las dos sillas de la pequeña mesa que formaba el comedor, y buscó en la bolsa de la panadería el último cupcake, que había sobrado del día anterior.

Lix lo comió con gusto y una pequeña sonrisa en sus labios, iba por la mitad cuando se dió cuenta que Minho no tenía ningún cupcake, y sin dudar un segundo le ofreció lo que quedaba.

ଘ ᵀʰᵉ ᴬˡᵗᵉʳˢ ଓ - ᴍɪɴʟɪx      [𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora