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Pasó un mes desde su primera cita, desde que comenzaron su noviazgo, y ambos estaban completamente felices.
Comenzaron a salir todos los fines de semana, Minho llevó a Félix a todos los lugares que quiso, solía llevar a Bokkie también, a algún parque, dónde lo podía dejar jugar por horas, o una ocasión lo llevó a una tienda de golosinas, dónde lo dejó elegir todas las gomitas que quiso.
Después tenía que cuidar a Félix cuando terminaba con dolor de estómago, luego de que Bokkie comiera todos los caramelos.
Desde entonces no lo había dejado llevar a Bokkie a ese lugar, ni volver a comprarle golosinas.
A veces, algunas noches, Lix lo despertaba y se quedaba a pasar el rato con él, Minho comenzó a guardar algunos chocolates para el pequeño.
Tenía prohibido darle golosinas a Bokkie pero no a Lix.
Lix no había vuelto a lastimarlos, y se portaba muy bien, era bastante nervioso y Minho tenía que verlo todo el tiempo, por temor a que hiciera algo peligroso.
A veces lo encontraba pellizcandose, o clavando sus uñas en su piel, o razguñando su cuerpo, se tomaba el tiempo de calmarlo, de hacerlo sentir bien y de explicarle la cantidad de veces necesarias que ya no debía lastimarse.
— Sé que no lo haces a propósito, eres un chico excelente, sólo debes pensar un poco las cosas cuando veas que te estás lastimando... Ya nadie va a herirte, no tienes que hacerlo tu mismo tampoco.
Lix entendía perfectamente todo lo que Minho le decía, era un niño excelente.
Con su novio, Félix, solían tener largas sesiones de besos, últimamente, iban hacia la cama para una tarde de mimos y besos, a veces se quedaban hablando bajo, en suaves murmullos, o solo se quedaban en silencio disfrutando del calor corporal de su pareja, de las caricias sobre su espalda, su cabello, o sus brazos.
Minho nunca lo había tocado más allá, siempre había sido muy cuidadoso y suave con él, siempre lo había respetado muchísimo.
Félix no tenía que sentirse mal o preguntarle al respecto para saber que era un tema similar a los besos.
Le estaba dando su espacio, y su tiempo, y cuando quisiera sólo tenía que pedirlo.
Al mes de estar saliendo, Félix se sentía listo, al menos para intentar dar un paso, unos más grande, más íntimo.
Aprovechó una de sus sesiones de besos, en las camas, que seguían juntas, para comenzar con sus intenciones.
En el beso, se colocó sobre Minho, sentandose sobre las caderas del mayor, en cuanto sintió aquello separó el beso.
— Felixie, ¿Que haces? — preguntó, no había sonado mal o enojado, sólo quería corroborar con él lo que ocurría.
— Minho... Me encantaría tener mi primera vez contigo — dijo, sus mejillas estaban muy rojas pero su tono no fue vergonzoso —. No sé hasta donde llegue, pero quiero intentar.
Minho le sonrió y acarició sus mejillas de forma tierna.
— ¿Estás seguro? — Felix asintió —. Bueno, mi Felixie... Seré suave, y en cuanto vea que no eres tú, no haré nada.
— Gracias.
— Si sientes algo mal, dime.
Felix asintió, tenía una sonrisa conforme en su rostro, sus mejillas estaban muy rojas.
Minho se enderezó, quedando sentado en la cama, con Felix sobre él, sus labios fueron hacia el cuello del menor, dejando besos, succionando su piel, y rozando con sus dientes con suavidad, mientras escuchaba al rubio respirar de forma pesada, encantado con el tacto, enredó sus dedos en el cabello del mayor, acercándolo más.
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ଘ ᵀʰᵉ ᴬˡᵗᵉʳˢ ଓ - ᴍɪɴʟɪx [𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧]
FanfictionFélix tiene Transtorno de Identidad Disociativo, él es una de las cinco personalidades distintas compartiendo un mismo cuerpo, mientras intenta estudiar fotografía en la universidad, allí conoce a Minho, su nuevo compañero de cuarto, y tiene la espe...