Capítulo 2: La Cena

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Eran las 20:30 hs cuando escuche entrar a mi padre, yo ya estaba casi lista con el asombroso vestido corto color durazno puesto, zapatos altos con plataforma, mi cabello suelto con algunas ondas, solo me quedaba maquillarme.

Cuando el reloj marcaba 21:00 hs estábamos arriba del auto en dirección al restaurant elegido por Luccio y mi padre. El viaje fue bastante aburrido, bueno para mí, porque mi padre no paro de hablar, ni para respirar y como no, si el tema era el gran ''Luccio Cohen'', parecía que el fin de esta cena era para emparejarme con él, pero de inmediato descarte la idea, ya que los amigos de mi padre tienen su edad, entre 40 o 50 años. Entonces, pensé que quizá era el hijo de este al cual me podría emparejar por conveniencia o negocios. No le di mucha importancia al porqué de tamaña 'adoración' de mi padre hacia su amigo, quería concentrarme para lo que fuese que me estaba esperando.

Varias veces trate de entablar conversación con mi padre en la cual no incluyera a su ''gran amigo'' , pero fue en vano cada tema de conversación la redirigía para seguir hablando sobre él, era cansador.

Llegamos bastante puntual y agradecí a todos los santos, estaba cansada de escuchar: Luccio esto, Luccio lo otro, parecía más entusiasmado él que yo, me animaría a decir que mi padre parecía enamorado de Luccio. Entonces lo entendí, ¡Mi padre es gay! Es de la única salida que le veo, lo nervioso que estaba, lo muy bien que habla de él, lo mucho que sabe cosas de él. Además que Gina siempre estuvo ahí para mi padre, sin mencionar que Gina se mantiene bastante bien, es una rubia muy bella y si hubiera querido ya la habría tomado como esposa o novia por lo menos. Pero no, hace años que Gina viene derritiéndose por mi padre y el nunca dio señal de vida. Ahora entiendo todo ¡Mi padre es gay! Esto va a ser divertido...

Al entrar a la recepción del restaurant dijimos nuestros nombres y nos escoltaron hacia nuestra mesa, que era para 4 personas, solo que había 3 sillas, de verdad esta noche me divertiría muchísimo. Tome asiento junto a mi padre, seguía nervioso, mire alrededor un gran lugar luminoso, chic y sobretodo extravagante. Sé que debo acostumbrarme a estos lugares, que es donde pertenezco, pero no lo siento así, me siento como harina de otro costal.

- Sean bienvenidos Sres. Collingwood, en 10 minutos su comida será servida - interrumpió mis pensamientos el mesero- puesto que el Sr. Cohen ya ha elegido la cena. Bueno, estando todo aclarado me retiro, espero que disfruten su cena.

-Gracias, puede retirarse- comenta mi padre.

-Jum...al parecer ese amigo tuyo padre es un impuntual ¡Mira llegamos primero y el ni aparece! ¡Además de ser un controlador! -comente cuando vi que el mesero se alejaba.

-Mia Collingwood, no digas eso, se puede haber demorado por el tráfico, el trabajo, también pudo...-

Deje de prestar atención cuando vi que iba a empezar a tratar de excusar a su 'amado', solo asentí y pacientemente esperamos. Apenas pasaron 5 minutos desde que habíamos llegado y el dichoso Luccio apareció, me di cuenta de ello gracias a mi padre, porque de repente se levantó estrepitosamente.

-¡Mia! ¡Ya llego Luccio, levántate! - anuncio mi padre entusiasmado.

-Argg, Okei, ¡ya va! - dije pesadamente levantándome sin apartar la vista de mi celular.

-Es aquel - me codeo mi padre- ¡Deja ese celular ahora mismo Mia Collingwood y levanta la vista!

-Aishh, está bien - en cuanto lo hice mis piernas comenzaron a fallar, las sentía más pesadas de lo común, me sudaban y temblaban las manos, tenía los ojos abiertos como platos. Tuve que hacer un gran esfuerzo en tragar saliva y contestarle a mi padre - Sí...lo veo - era él, aquel maniático, sexy, el que casi me mata esta mañana, no podía creerlo, no podía ser verdad este hombre divino ¡¿gay?!

Psicótico AfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora