Capítulo 6: Te queda el rojo

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Me miraba directamente a los ojos, parecía que me atravesaban, estaba como hipnotizada, no podia moverme ya que me sujetaba con fuerza pero podía safarme aunque no quería, sentía el calor que la cercanía de su cuerpo provocaba en el mío y me gustaba me hacia sentir bien, me sentía segura de algún modo en sus brazos. Nos quedamos ambos en silencio por un tiempo, sólo con ese intenso contacto visual, hasta que aparte mi mirada y apoye mi cabeza en su pecho abrazándolo, él soltó mis brazos dejándolos libres para poder abrazarlo mejor, el hizo lo mismo y nos quedamos ahí por un rato mientras algunas lágrimas se me escapaban. Él se dio cuenta, cortando el silencio...

- ¿Por qué lloras? No quise agarrarte por la fuerza, ni ser violento, sólo quería que dejaras de culparme por todo esto. Sé que no soy una víctima, porque podría haberme negado de todos modos, pero en cuanto supe la noticia dije que sí porque me atraías, ya te había visto en algunas cenas de negocios o de celebración, a las cuales tu padre te invitaba para introducirte en el negocio. Lo gracioso era que siempre por alguna excusa te ibas antes de que nos presentaran o a la media hora que llegabas te ibas. Pero tu belleza siempre me cautivó.- dicho esto plantó un beso en mi cabeza, yo seguía muda sin poder creerme todo y preguntándome si este hombre acababa de admitir que le parezco atractiva. Sorbi por la nariz y continúe en la misma posición no quería moverme me sentía bien.

- Por favor di algo, me preocupa.- levante mi cabeza, safandome del abrazo, me decidí hablar, secando algunas lágrimas que todavía rodaban por mi rostro.

- Disculpa, no pude controlar mi fragilidad, es que no puedo creer que mi padre ni siquiera lo haya evitado. Pero no entiendo porque no me dijiste esto hace unas horas no era muy complicado, además podrías haberme ahorrado toda esta escena.- la verdad agradezco que ahora me lo diga y no antes sino no hubiera podido disfrutar de ese abrazo - En fin, volvamos a la mesa así puedes terminar de comer.-

- ¿Segura estas bien? No tengo problema si quieres retirarte ahora a dormir, como para relajarte.- ¿Qué bicho le picó, ahora se preocupa por mi?.

- No, está bien, terminemos de comer y luego iré a dormir.- la verdad no tenía hambre alguna, sólo no podía ser tan descortés y mal educada de no dejarlo terminar, al fin y al cabo me dijo la verdad o al menos su verdad.

La cena transcurrió tranquila, luego del alboroto, tuvimos una charla bastante amena, comimos un postre que había quedado de Gina, y luego ya saciados, Luccio se dispuso a irse.

- Bueno, ha sido una cena bastante interesante, la verdad la pasé muy bien. Gracias Mia, por todo.- le dio un beso a mi mano luego me miró a los ojos por unos segundos...

- Sabés, yo también la pase bien, pero por favor dame un beso en el cachete, que siempre me des besos en la mano me parece muy extravagante, no quiero que te ofend- no me dejó terminar cuando tomo mi mentón, giro levemente mi rostro y plantó un beso, muy cercano a mis labios, me quedé helada. Literalmente, me recorrió un frío y cosquilleo intenso, que comenzaba en el punto dónde se produjo su toque y llegaba hasta la punta de mis pies. Además de tener mi cara al rojo vivo. - Ehh... Gra-gracias...por la amena cena...Hasta mañana, Luccio.- Le cerré la puerta en la cara lo más rápido que pude, pero no fue a propósito, fue por puros reflejos y nervios. Lo peor de todo es que pude apreciar una media sonrisa en su rostro.

- ¡Hasta mañana, Mia! ¡Y realmente te queda muy bien el rojo!.

¡Maldita sea! Además que tartamudeé, él se encarga de remarcar mi timidez escarlata.

Tienes que controlar eso de una buena vez, Mia, me dije.

Enojada y avergonzada, por todo lo que había pasado en este día tan abrumador, como revelador, me dirigí hasta mi habitación, donde exhausta me estiré en mi cama a pensar. A tratar de verle un sentido a todo y tratar de organizar toda la información que había recibido. Por otro lado, mi cabeza me juzgaba y torturaba por como debía de comportarme y manejarme en qué  sentir con respecto a él. Por el otro, mi corazón me decía que confiara, que no sea tan dura, que me dejara llevar, aunque sea un poco. Las preguntas revoloteaban por mi cabeza... ¿Estoy enamorada acaso? Era algo imposible, hacia apenas dos días que lo conocía. ¿Me atrae? Sí, definitivamente ¿¡A quién no?! El tipo es realmente atractivo. ¿Puedo confiar o al menos habla con la verdad? No lo sé, pero lo que me contó pareció ser la verdad, o más bien su verdad, aunque algo me dice que no confíe, algo de todo aquello no me cierra, no sé porqué. ¿Tengo miedo de lo me pueda suceder y que sea alguien peligroso? SÍ, me tiembla el cuerpo de solo recordar su advertencia-amenaza "¿No te he dicho ya que no sabes mentir? Pero si eso quieres, puedes irte. Antes quiero que sepas que odio que me mientan, yo no te he mentido". Su mirada dura, fría, impenetrable, la forma en que lo dijo, me asusto demasiado.

Decidí que era mejor descansar, al menos tenía algunas respuestas a todas esas preguntas, mañana sería un nuevo día al cual debía prepararme para enfrentar. Rodé en mi cama para alcanzar mi celular y programar la alarma, una vez activada, apagué la luz del velador, me giré y poco a poco comenzaba a cerrar mis ojos, cuando de repente recibí un mensaje. Refunfuñando me giré nuevamente para ver que el mensaje era de Cohen...

~Mensaje de texto~
Cohen
Recuerda, mañana a las 10 a.m. paso por ti. Hasta mañana,espero que tengas dulces sueños, Mia.
Ansioso por verte, Cohen.

Sonreí ante el mensaje, pero rápidamente mi mente me retó y la quité. No Cohen, no voy a caer en sus redes tan fácil, tengo que aguantar. Debo hacerlo, solo espero poder...

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2017 ⏰

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