One-shots Perdidos

Eros

(Semana SenHaku)
Día 3: Posesivos

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Eran épocas antiguas en una ciudad cercana al mar, lugar donde dos hermanas y unas amigas se encontraban hablando tranquilamente mientras recogían las uvas del viñedo donde trabajaban, a la vista de varios hombres y jóvenes que las admiraban, al menos a cuatro de las cinco trabajadoras.

Las gemas del viñedo, Ruri, Sapphire, Garnet y Rubí. Llamando la atención de las personas por su belleza natural, sin embargo, nadie le tomaba atención a la quinta trabajadora, Kohaku, la joven ignorada del grupo, pero la más trabajadora.

Al paso de las horas, llego la hora de descanso para las jóvenes, sentándose al lado de un río para relajarse, estando especialmente cansadas Ruri y Garnet por ser las más enfermizas. Estuvieron con esa tranquilidad natural por unos minutos, hasta que una flor peculiar llego a orillas del río, siendo Kohaku la que logró verla y sacarla del agua.

—Una gardenia —susurró Garnet, avanzando donde Kohaku para ver mejor la flor.  

—Ja. Creí que no había jardines a las orillas de este río —comentó Kohaku con duda, apreciando la flor entre sus manos y ese color ligeramente entre esmeralda y mar, era extraño—. Hermana ¿Qué significado tiene la gardenia? Quizá sea alguna advertencia de un aliado. —preguntó, era una posibilidad, últimamente usar flores para mandar mensajes era muy popular.

La flor paso a manos de Ruri para que la identificara, reconociendo la imagen de una igual en los escritos de Emilia, sacerdotisa del templo de Athena y la que resguardaba sus conocimientos. Sonrió al recordarlo, eran buenas noticias.

—Significa amor secreto, o también sirve para expresarle a alguien que es hermosa —respondió Ruri con una sonrisa, por el color, lo más seguro era que fuera para Kohaku—. Felicidades hermana.

Devolvió la flor a Kohaku con cuidado, era un gesto muy romántico mandar eso, era verdad que no había jardines de flores al lado del río, menos de esas, que solo crecían en lugares controlados. Era realmente afortunada.

—Bien que lo tenías escondido Kohaku, chica coqueta —comentó divertida Garnet, extrañamente alegre por eso y dándole palmadas en la espalda por lo mismo, era raro para Kohaku—. Cuando lo veas, pregunta si tiene un hermano mayor, uno atractivo y fuerte.

—Dudo que sea el caso, querida hermana —dijo Sapphire, interrumpiendo a Garnet y llamando la atención de las chicas, con esa voz suave, pero filosa por momentos—. Puede ser una broma por las otras chicas del pueblo, recuerda que ningún hombre está interesado en la actitud brusca de Kohaku, muy poco femenina, que da pena. —dijo, sosteniendo su rostro con aparente compasión y una sonrisa suave a pesar de sus palabras.

—¡Hermana Sapphire! —reclamó Rubí, señalando a Ruri, quien las miraba de forma amenazante—. Ya es suficiente.

—Pero sabes que es verdad, por algo Kohaku no está diciendo nada —señaló y no estaba equivocada.

Kohaku sabía bien su condición, para la mayoría era el mal quinto de las bellezas del pueblo, pero eso no le molestaba, solo eran palabras, esas no dañan como las flechas o rocas, además... miró la flor, era muy linda, broma o no, la conservaría.

—Ja, bien Sapphire, ya fue suficiente parloteo por un día, mejor volvamos al trabajo o el anciano se molestará —dijo Kohaku, cambiando el ambiente a uno más relajado y preocupadas por conservar el trabajo más tranquilo que pudieron conseguir, todas volvieron al viñedo.

Así siguió la tarde y parte de la noche, entre uvas a recoger para hacer el vino, el sol de primavera reluciente y aire fresco, era agradable. En la noche era cuando parte de la recolecta tenía que clasificarse en la bodega, ese era el trabajo de Ruri, y por esa razón Kohaku volvía sola a casa y preparaba la comida.