CAPITULO XIV

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Uno de mis últimos viajes, y me temblaban las piernas.
-¿Lista? -preguntó Owen.
Estábamos en el pasado, dos días después para Steve y tan solo uno para mi.
-N-no sé que le voy a decir -trataba de tranquilizarme.
-Annabelle, solo dile que no quieres nada con él, que no lo quieres -dijo.
-Como si fuera tan fácil -murmure.
Esta vez me las había arreglado para no aparecer en la casa de Steve.
-Esta bien -dije- lo aré, solo quédate aquí, no quiero que intervengas.
-¿Y si vuelves a cometer un error?
-Asumo mis consecuencias -me dirigí a la casa de Steve.
Con la cual ya estaba familiarizada.

-Odio cuando desapareces, y sin explicación -hablo Steve- ¿Eres una especie de bruja o algo así? No me respondas, aún así te amo.
Es raro que piense que soy una bruja, pero lo entiendo, el tiene 25 y yo sigo con mis 16.
Estaba sentada en la salada de Steve, después de una de esas bienvenidas que él siempre me da.
Llevábamos un rato hablando.
-Steve -mas tarde me arrepentiría de lo que voy a decir- Yo... -aclare mi garganta- yo no te amo Steve -dije lo mas segura que pude- Es mas... Todo este tiempo te he mentido, nunca te has significado nada para mi -me arrepentí de lo que decía-.
-No -negó con su cabeza- Todo lo que dices es mentira -se negaba a creer- no me hagas esto por favor -me apretó los hombro- .
Mi corazón se estrujo, ¿que estaba haciendo?.
esto es por Tyler, esto lo hago por Tyler, el verdadero amor de mi vida.
¿Y mi mamá? ¿Qué sería de ella? ¿Estaría mejor sin mi?.
¡¿Por qué siquiera contemplaba la opción?¡
-No, Steve, esto es real -tenía un nudo en la garganta- Y lo siento, pero solo jugué contigo -eso fue demasiado duro- y... Soy una bruja -en otro momento causaría risa-
-Es-eso no me importa Annabelle -él estaba llorando- no me importa nada, yo puedo ayudarte con tu brujería -suspiro entrecortado- y permito que juegues conmigo todo lo que quieras -me tomo de las manos- solo no me dejes Annabelle, no me dejes -sus lagrima se multiplicaron-.
Mire hacia arriba y pestañee varias veces, para no permitir que se me salga una lagrima.
-No, Steve -me zafe de su agarre- Me voy -me retire.
Abrí la puerta y voltee a ver a Steve, devastado y tirado en el suelo.
Yo solo salí, y al caminar diez pasos vi a Owen, trate de correr hacia el, pero no pude, y caí devastada, pero ahí estaba Owen para mi.

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