Me desperté por unos golpes en mi puerta, medio dormida me convencí a mi misma de ignorar los portazos y seguir durmiendo pero cada vez eran más fuertes.
Me levanto de la cama sobándome la cara y abro la puerta. —¿Qué pasa?
—Al fin, ven mira.— Dice Allison y me agarra de brazo arrastrándome al salón. —Móviles.— Me dice ilusionada.
—¿Qué?— Pregunto adormilada.
—Son móviles.— Me explica Allison.
—Ya se que son. Demasiado temprano para tanto entusiasmo.— Me quejé de los saltitos de alegría de Allison.
—¿Y bien?— Me pregunta Vanya.
—¿Y bien que? No entiendo nada.
—Papá nos ha regalado un móvil a todos, te lo íbamos a decir cuando te despiertes tu sola pero Cinco nos hizo llamarte.— Explica Luther, así si tío, pasen contexto.
—No me lo creo.— Dije y empecé a subir las escaleras para irme a duchar.
—Cinco tampoco te odia tanto como para no llamarte.— Dice Ben.
—No se refiere a eso, imbéciles.— Dice Cinco.
—¿Pueden los novios dejarse de secretismo? Gracias.— Pide Klaus burlón.
Fui a ducharme y por alguna razón Grace me trajo la ropa que me tenía que poner, raro.
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Cuando bajé, vi a Allison y a Vanya con ropa que ellas tampoco usarían.
—Que guapa Inés. ¿Has quedado con alguien?— Me alaga Klaus.
—Tengo suficientes hombres en mi vida para querer uno más. ¿Qué es eso de los móviles?— Respondí y pregunté.
—Papá está mañana, a los que nos levantamos temprano, nos preguntó si queríamos móviles.— Explica Diego mientras nos mira a Cinco y a mi.
—Y ellos dijeron que si, y ya los tenemos.— Dice Cinco y señala al parecer el mío, que estaba en la mesa.
—Y no sé ¿no le hicisteis alguna pregunta?— Pregunté y negaron todos menos Cinco.
—No es difícil, por ejemplo. ¿Cómo es que nos vas a dar móviles?— Dice Cinco y lo secundo.
—Una pregunta tan ridícula como sus posibles respuestas dada la molestia tendencia de esta familia de ir a lo que nos interesa.— Dije. —Apostemos, yo digo que papá nos va a encasquetar alguna movida rara a cambio de los móviles que habéis aceptado.
—Eso explicaría porqué Ocho va vestida normal hoy.— Se burla Cinco.
Después de un rato de conversación entre hermanos, papá nos mandó a llamar, nos colocamos enfrente de las escaleras como quisimos y alguien llamó a la puerta a quien Pogo abrió.
