"La Patrona" [Itahina]

13- Observandome.

Hinata.

Me hice muy amiga de Gaara, resulta que su padre trabajaba conmigo y yo no lo sabía, osea, ni siquiera me lo imaginaba.

Poco después de conocerlo me di cuenta que la atracción que sentía por él se fue desvaneciendo poco a poco. Él seguía siendo el mismo pero eso era algo que a mí siempre me pasaba, me gustaban a primera vista y ya luego esa atracción decaía.

Luego de el festival regrese a casa con mi hermana luego de pasar a recogerla en uno de los puestos del lugar.

Me levanté temprano y salí a sentir el aire frío deslizarse por todo mi cuerpo.

Pase el día en los potreros y luego de eso mi ropa y cuerpo quedó llena de tierra y polvo.

Decidí ir al río y así darme un chapuzón con esa agua fría que tanto me gustaba.

Me saque la ropa quedando solo en shorts cortos y mi camisa de tirantes.

Me zambullí de un clavado y nade por un rato.

Se sentía liberador nadar en el agua sin ningún tipo de preocupación.

Estuve así hasta que sentí que alguien me observaba.

Pero por más que busque no había nadie.

No encontré a nadie.

Más le reste importancia.

Salí del agua y con una pequeña toalla que traje desde casa, trate de secarme lo mejor que pude, pero aún así permanecí mojada y por ello trate de no mojar la ropa con la que me cubriría después.

Osea mi pantalón y blusa.

Me senté en el suelo, en las raíces de uno de los árboles y empecé a leer uno de mis libros favoritos, que por más que lo leyera no podía sacarmelo de la cabeza.

«A través de ti»

Esa historia es especial.

Me encanta y la verdad no sé muy bien el por qué.

Dejando eso de lado, cuando estuve lo suficientemente seca me vestí y emprendí rumbo hacia la casa para tomar un baño y comer.

Tenía hambre.

Mucha hambre.

Aún recuerdo esa sensación que sentí en el río.

No me gusta que me observen.

Pero esa mirada... Era diferente, extraña.

Era pesada pero de cierta manera... Tierna.

No sé, ya estoy diciendo disparates.

Solo son disparates...

.
.
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Un par de días después...

—¡Hanabi, vámonos!

Está niña si se tarda, ya desayunamos y la renacuaja fue en busca de su bolso escolar, pero ha tardado más de lo habitual haciendo eso.

—¡Ya voy! —me dice bajando las escaleras corriendo mientras sonríe.— Ya estoy aquí.

—Ya veo, vámonos que se nos hará tarde. —Ella asiente aún sonriendo, mientras camina hacia la camioneta que nos espera afuera.—

Conduzco por el camino de tierra hasta el pueblo y cuando al fin hemos llegado aparco el vehículo y así mi hermana se despide de mi mientras se baja del auto.

Decido consultar con la profesora de Hana a qué hora será la salida.

No me gusta que ella se valla caminando hacia la casa.

Primero porque es muy lejos y que además, lo tendría que hacer ella sola ya que nadie vive por haya, y eso no me gusta para nada.

Me baje de la camioneta y luego de obtener la información requerida estoy dispuesta a irme.

Pero antes que eso pase, siento una mirada puesta sobre mí.

Es como la que sentí en el río.

Admito que el tener la sensación de que alguien te observa no es la más grata.

Me causa un cierto grado de miedo.

Me siento... Extraña.

Volteo buscando el origen de esa mirada y en mi búsqueda mis ojos chocan de lleno con los de un azabache.

Ese chico...

No es alguien que viva aquí.

Osea, su ropa no es la que la gente del pueblo acostumbra a usar y puede que sea sencilla pero aún así hay diferencias que si observas bien puedes notar.

Trato de recordar si lo conozco, pero nadie llega a mi cabeza.

Un chico de cabello y ojos negros piel pálida que no parece ser de la zona.

¿Quién podrá ser?

Le resto importancia y decido irme, me subo a mi camioneta y arranco rumbo devuelta a la finca.

Pero algo hace click en mi cabeza.

Un chico como de veinte y tantos años, de cabello y ojos negros, piel clara tanto o igual que la mía...

Ese chico no puede ser más que uno de los hijos de la señora Mikoto.

Y es por ello que mientras aún me encontraba manejado la camioneta, digo en voz alta la conclusión a la que he llegado, que tonta no haberme dado cuenta antes.

—¡Ese es uno de los hijos de la señora Mikoto!