"La Patrona" [Itahina]

17- A veces es mejor la ignorancia.

Hinata.

Llegó el día y yo parecía una idiota. No sabía que hacer.

Sonría, bailaba y cantaba.

Mis pasos se movían por si solos y solo pensaba en lo que esa noche sucedería.

Mi primer novio.

Se que Naruto se supone que fue el primero pero ese se me fue impuesto.

A Itachi yo lo había elegido.

Bueno... Mi corazón lo había hecho.

Le pregunté a mi hermana si quería venir y ella aceptó.

Lo que la movía era la curiosidad.

Pero en fin.

Sin tantos preámbulos me arregle y llamé a Hanna.

Ambas nos fuimos y al paso de un tiempo llegamos a nuestro rancho vecino.

Saludé a mi antiguo amor platónico (Kakashi) que curiosamente se había hecho mucho menos atractivo que en antaño.

Él me miró y sonrió bajo la pañoleta que cubría su rostro.

Ignoré esa sonrisa.

Él nunca me sonreía.

Pregunte por Tachi... Bueno Itachi y ahí su sonrisa desapareció de sus ojos.

No, no le gusto eso... creo.

Me respondió seco y sin ánimos que pasara a la casa grande y que ya llamaría a su patrón.

Entre incómoda y extrañada entre.

Eso fue... Raro.

Nos invitaron a sentarnos cuando llegamos a la sala y así lo hicimos.

A los minutos bajo Tachi, hablándole primero a mi hermana y luego abrazándome a mí.

Minutos después bajo la madre de Tachi y su esposo.

Cuando me vieron uno sonrió con suavidad mientras que a la dama Uchiha no le cabía la sonrisa en su hermoso y pálido rostro.

Tan pálido como el de su hijo.

Luego le siguió su hermano y su primo y por lo que tenía entendido faltaba una.

La niña menor.

Pregunte por ella disimuladamente y me dijeron que está se encontraba en su habitación durmiendo.

Sonreí sin saber que otra cosa hacer.

Mi hermana estaba callada, solo observaba todo.

Luego de presentarse no volvió a abrir la boca.

Parecía incómoda.

La abracé por los hombros haciendo que se relajará.

Nada estaba mal.

Entre pláticas se nos fue el tiempo y debido a un ruido que provenía de las escaleras observamos hacía esa dirección.

Vi a una niña de la altura de mi hermana vistiendo un pijama rojo mientras su cabello lucía despeinado.

Esa debía ser la niña menor.

Mi hermana amplio los ojos y sonrió.

No entendí.

Y fue así como su voz por primera vez se escucho desde que llegamos.

-¡Meyra!

-¿Qué? Hanabi, ¿qué haces aquí?

¿Mmm? Pos esto se volvió algo interesante.