1. A beginning without end.

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Capítulo uno.


Danielle


01 de Octubre del 2019.

Primer día de clases.

Primer día siendo una pobre tonta de secundaria, si, secundaria, tengo los gustosos 16 años que tanto espere y te aseguro que no encontrarás ni una pizca de emoción en ello, ¿porqué? por qué justamente hoy mis miedos crecen mucho más al exponerme frente a todas mis compañeras de aula y todos sus cambios por la "adolescencia".

Hoy tendrán la desgracia de ver a Danielle Mackwell, la chica aburrida que se dedica al estudio para que su madre Stephanie Mackwell este felizmente orgullosa de su hija, y así en un futuro lejano comenzar a trabajar en alguno de los planes patéticos y muy elaborado que escribió cientos de veces.

Claro, ¡QUE FELICIDAD! volver, siendo tan insignificante sin un cambio en mi cuerpo delgado y plano.

Mamá me da un dulce beso en la mejilla despidiéndose y así comienza mi aventura emprendiendo el camino al colegio. Es complicado imaginar que volveré y encontraré todo igual o tal vez encontraré todo distinto. Soy de esas personas que le tienen miedo al cambio pero también temen quedarse siempre en un punto fijo, es como cuando comes la pasta sin kétchup por miedo a un nuevo sabor, pero no te atreves a probarla con la misma kétchup y aún así te da miedo ser toda tu vida alguien básico.

El colegio no queda a una larga distancia de mi casa, así que en pocos minutos puedo visualizar las grandes instalaciones.

Al encontrarme en la puerta del instituto, me doy cuenta que todo sigue igual, las altas paredes mal pintadas y desgastadas, el pasto crecido y poco cuidado, hasta Marcus el vigilante, me da una mirada de pocos amigos, es un señor poco agradable. Paso distraídamente una mano por mi cabello acomodando unos cuantos mechones rebeldes, la mochila que cuelga de mi brazo izquierdo se balancea a medida que doy pasos rápidos y torpes hacia a mi salón. Acomodo un poco el uniforme reglamentado y mis anteojos e intento disimular el poco agrado que tengo de volver, no por la rutina que ya conozco, sino por las burlas y críticas de las personas que me rodean.

Soy una chica flaca, uso gafas por mis auténticos problemas de visión, mi cabello es poco agraciado y extremadamente rebelde además de ser baja de estatura porsupuesto. No cumplo ni con el primer prototipo de belleza, y eso para mí suele ser un gran problema. Sufrí de bullying en primaria por mi sobrepeso, causando que me volviera una loca obsesionada por ser flaca, y aún así las inseguridades sobre mi misma no se van, ellas van de la mano conmigo.

Me siento en una banca cerca de mi salón para esperar a mi mejor amiga. Es la única amiga que tengo realmente, ella es impresionante, es hermosa, y tiene hermoso cuerpo, es de las chicas que ves y te enamoras a primera vista, es simpática y dulce con las personas, por eso los chicos enloquecen... Al menos con ella lo hacen, a mí ni una mosca me toma en cuenta.

Y no es chiste, es anécdota.

Transcurren alrededor de 17 minutos cuando la veo llegar, su largo cabello roza el final de su espalda haciendo que todos le den segundas miradas, y no precisamente burlonas, me levanto para que note mi presencia y como resultado de eso ella viene directamente hacía mí... Sus ojos verdes roban la atención de quien los vea, su tez blanca y muy perfecta, sus largas y delicadas manos. Parece una modelo.

—Hola a ti —saluda dandome un pequeño empujón en mi hombro y volteando hacia donde un grupo de chicos que sisean su nombre—¿Cómo está la glotona Dani?

Ese apodo lo odio y ella lo sabe.

Fueron años y años de sufrimiento por ese estúpido apodo.

Mi cuerpo se tensa, causando que mi incomodidad sea notable.

Aquel día de Agosto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora