4. It won't always be perfect.

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Capítulo Cuatro.

Danielle.

24 de diciembre del 2019.

Noche buena.

Estamos reunidos todos en la mesa mientras deseamos bendiciones a las personas necesitadas y pedimos bendición a nuestros alimentos. Suele ser una costumbre luego de hacerla por más de 10 años continuos y descubrir que era lo que faltaba para que la cena fuera más larga. Estoy luciendo un jeans negro holgado con un top blanco adornado por pequeñas flores negras y mis zapatillas Converse. Suelo llevarme con los estilos grandes para ocultar mi cuerpo pequeño y hacerlo más voluptuoso a la vista de las personas que me rodean.

Y todos comienzan a pedir por mi salud.

Me desmaye en mi mini trabajo muy de repente mientras acomodaba las bolsas del pasillo de juguetes, asustados llamaron a mi familia y decidieron llevarme al hospital. Me realizaron unos exámenes y al parecer tengo anemia y una pequeña reducción en mi estómago. Estoy tomando tratamiento y estoy bajo observación del doctor Kaliver para regular mi alimentación y mejorar mi salud. El doctor es un señor canoso muy amable y carismático.

Mi madre me da una sonrisa cálida que hace que yo imite su gesto tomando su mano, mi abuela se limita a abrazarme por encima de los hombros y todos los demás me dan miradas cálidas. Miento si digo que no quiero llorar, mi corazón se arruga al ver el rostro de mis familiares con una máscara de lastima que no los abandona en ningún momento.

Mi tía Alexa brinda por estar todos en la mesa, y una de sus hijas intenta tomar de su copa a lo que ella la reprende haciéndome reír, ella siempre es buena eliminando los momentos tensos que se presentan en la familia. Desde pequeña ha sido el mayor ejemplo de que no hay que ser adulto para tener madurez, así que por eso es buena relajando las situaciones problemáticas o tensas como estás. Mi padre no está, decidió irse más temprano para compartir con su familia, con su madre y sus hermanos como todos los años. Siempre fue un padre ausente, nunca se preocupo lo demasiado por mi para sospechar cosas normales en sus hijos. No estuvo presente en mi nacimiento o siquiera en mis eventos estudiantiles, no lo conozco ni el me conoce a mi, y aunque suene muy cruel su presencia en mi vida me da completamente igual.

El reloj anuncia que es media noche y así empezamos a servir nuestros platos para devorar la comida que mamá y la abuela se dedicaron a preparar.

A mí me cuesta un poco, sin embargo con las pastillas que estoy tomando mi apetito aumentó.

Pronto mi peso también aumentará.

***

Mi familia está tomando licor con música muy animada y alegre, por mi parte yo solo los observó en pequeñas ocasiones mientras comparto memes en Facebook. Ya estoy un poco cansada, mis primos están felizmente dormidos con sus nuevos juguetes a sus costados y yo me encuentro luchando contra las ganas de dormir un poco antes de que amanezca. Mi familia está caracterizada por ser  muy, pero muy bochinchera y fiestera. Disfrutan con el solo hecho de estar todos juntos.

Me encamino a mi recamara quitando mis zapatos en el trayecto. Al llegar reemplazo mi ropa por el pijama azul con estrellitas amarillas que colgaba del armario.

Mi favorito.

Me recuesto sintiendo gran alivio al dejar caer mi cuerpo en las calentitas sábanas de algodón. Siendo sincera este es el mejor momento de mi vida. Estar dormida, sin pensar, sin sentir y sobre todo, sin lastimarme.

De eso se basó mi corta existencia:

Dormir para olvidar.

Dormir para evitar

Aquel día de Agosto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora