5. A first contact.

37 9 1
                                    

Capítulo Cinco.

Danielle.


2 de Enero del 2020.

Otra noche más, otra noche menos. Soy indiferente a los pequeños cambios que se intercalan en mi día a día, para mí todos son iguales. Hoy es una de esas noches en dónde mi cuerpo pesa y no tengo ánimos ni de moverme, hoy es una de esas noches en dónde no soporto existir, en dónde no veo necesario seguir viviendo. O mejor dicho, sobreviviendo.

Mis ojos arden y están notablemente rojos e hinchados, las ojeras notables en mi cara provocan que mi aspecto empeore, mi cabello desordenado agrupado en una cola alta pero poco elaborada dejan en claro lo mal que luzco, pero sinceramente no me importa ni un poco seguir siendo tan corriente.

Ya me acostumbré a ser menos que los demás.

No he podido dormir ni un poco, cada que intento cerrar los ojos una sentimiento de molestia me invade por completo, es frustrante toda esta situación, me siento sola y nadie puede sacarme de este abismo sin salida, nisiquiera yo misma.

Mi puerta se abre y mamá entra a mi habitación cerrándola con cuidado detrás de ella. Me observa con una sonrisa triste que se forma en su cara mientras se acerca lentamente. Decidí dejar de fingir y dejar salir a flote mis verdaderas emociones de todo el tiempo o almenos la mayoría de el, siento que me estaba matando aun más el tener que salir al mundo con sonrisas elaboradas con antelación, aprender a reprimir lo que causan comentarios y sobre todo esconder lo que sentía siempre. Es agotador para mí, para mi cerebro. Hoy ha sido un día notablemente dificil para mí, todo el tema de Bianca me desconcierta mucho y miento si digo que no me duele dejar ir una amistad de más de 3 años, tal vez no fue todo color de rosas pero hubieron momentos lindos y sinceros, tal vez solo fue de mi parte pero aseguro que yo la ame con cada parte de mi ser, apesar de que no fuera recíproco. Mi madre toma asiento a mi lado mientras me obliga a mirarla guiando con una de sus manos sus ojos a los míos que no esperan nada para llenarse de lágrimas.

—Hija por favor... Habla conmigo. –Su voz suena tan dulce y sensible que un nudo en mi garganta se hace presente, las palabras que tanto quiero decir no pueden salir, mi garganta duele y a medida que pasa el tiempo solo duele más. Parece que no me lo estuviera pidiendo sino rogando a gritos que lo haga.

Niego con la cabeza lentamente mientras bajo mi mirada y un par de lágrimas espesas escapan de mis ojos mojando la tela de mi pijama, mamá toma uno de mis brazos acercándome a ella y abrazándome fuertemente. No puedo contener el llanto por lo que dejó salir todo lo que algún día llegue reprimir mientras la abrazo con fuerza aferrandome a la idea de tenerla cerca.

Necesito hablar. Necesito desahogarme una vez más.

Pasan minutos de silencio y cuando ella casi se da por vencida para no presionarme más, yo decido hablar.

—M-mamá... Mamá no me dejes sola por favor. Sé que no soy perfecta, se que tengo errores, sé que no soy la hija que tú mereces, sé que soy débil y torpe, y tambien sé que soy inútil e inservible. Te pido perdón por ser yo, te pido perdón por no hacerte orgullosa y por decepcionarte tantas veces, mamá no sabes cuando te amo y cuando quisiera que fueras feliz, no sabes cuanto deseo verte contenta...Perdóname por no saber darte esa felicidad, perdóname por no saber darte el amor que tú mereces –Mi voz se quiebra —Perdóname por no ser suficiente, suficiente para ti, para Alex...Por no ser suficiente para nadie.

Aquel día de Agosto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora