Capítulo veinticuatro

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Desperté, hoy acompañaría de nuevo a Ashton a su cita con el psicólogo. Era sábado y hacía demasiado frío, una combinación perfecta. Me abrigué con una sudadera, me puse unos cómodos jeans, lavé mis dientes y después bajé. Ashton estaba preparando el desayuno, y que por cierto no olía mal. Debo decir que, la primera vez que Ashton cocinó, me sorprendió bastante. Me preparó un tazón con cereal y leche.

Un experto en eso de la cocina, ya lo sé.

-Buenos días, dormilona.

-Me he despertado a las nueve, ¿qué te hace pensar que soy una dormilona? -pregunté sonriéndole y después sentándome cuidadosamente en la barra.

-Lo digo porque siempre que llego, tú estás dormida.

-Llegas a las nueve, ¿qué puedes esperarte de Vanessa Hale a las nueve de la mañana?

-Uh... -pausó, alargando su "Uh" mientras pensaba en algo-... supongo que despierta y sin el pijama puesto.

-Eso jamás pasará, Ashton.

-Tengo ilusiones de que algún día suceda.

La cita de Ashton era a las nueve y media, así que teníamos quince minutos para desayunar y no sé, hacer otras cosas. Me sirvió un poco de fruta picada y después pan tostado con mantequilla. Supe que era fruta porque él mismo lo dijo, y bueno, el pan y su exquisito con mantequilla derretida, nadie puede no reconocerlo.

-Es una broma, ¿verdad? Yo no comeré fruta.

-Sí comerás fruta. Vamos, sólo son unos cuantos pedazos.

-Odio la fruta, ¿puedo comerme sólo el pan tostado?

Él negó con un pequeño "Mmm-mmm" proveniente de su boca. Al parecer ya tenía algo en la boca masticando.

-Es que no me gusta comerla. ¡Ashton, por favor! -supliqué.

-Vanessa, sólo come y no saborees.

-Vaya, gracias por el consejo -le dije sin gracia.

Él sólo rio y después pude sentir su presencia a mi lado.

-Sólo come un poco.

Sentí algo húmedo cerca de mi boca, y no, no eran sus labios... era la fruta. La molesta fruta.

-No puedo creer que estés haciendo esto.

Los dos reímos, pero después acercó más la fruta. Yo sólo la esquivaba como podía, pero al fin terminé comiendo fruta.

Extrañamente salimos tarde de casa, aunque de hecho fue porque Ashton tiró un poco de leche por toda la mesa y se escurrió hasta el suelo. No tardamos en limpiar todo, tardamos en dejar de jugar con ésta. Yo lo salpicaba varias veces con las manos, que afortunadamente unas cuantas gotas le caían en la cara. Como respuesta, él hacía lo mismo, así que así seguimos por un par de minutos.

-No llegaremos a la cita, qué lástima -dijo mientras caminábamos. Noté claramente su sarcasmo.

-No me imagino lo triste que has de estar, ¿cierto?

-Ajá -contestó y después rio.

Como siempre, íbamos de la mano. Tenía frío, bastante para ser sincera; pero había cierta calidez entre su mano y la mía, algo que me gustaba cuando nuestras manos estaban de esta manera.

-Tengo demasiado frío -titubeé.

-Ven aquí -dijo y después me abrazó.

Cuando llegamos al hospital, faltaban tres minutos, por lo que me sentí aliviada de que Ash no perdiera su cita.

Blindness || a. i.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora