Capitulo 2

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Dejar a mi hermana instalada en la cabaña me crea un cierto malestar, íbamos a estar lejos una de la otra y esto podría ocasionar ansiedad a mi hermana.

Rezaba para que ella estuviera bien y esperaba que el tiempo pasara rápido para volver a estar juntas. Me enfoqué en las clases y terminar mis estudios, el día de la graduación llegó y mis padres estaban felices por mi desempeño, ya que me gradué con honores.

Mis padres creían que yo sufría de bipolaridad, puesto que cuando mi hermana estaba con ellos siempre era tímida y silenciosa, muy diferente de cuando yo estaba con ellos.

No hacían más que presumir que su única hija era la mejor y que muy pronto tendría que tomar las riendas de su empresa.

La verdad es que no quería pensar en eso ni cuando llegará el momento, les pedí a mis padres unos días y mentí diciéndole que iría con mis compañeros a celebrar nuestra despedida en otra ciudad y ellos al ver que estaba socializando no se negaron.

Ellos sabían que yo no tenía amigos, que no socializaba, ya que cuando mi hermana ocupaba mi lugar se mostraba un poco distante hacia los demás y decidí seguir su comportamiento para que no vieran mucha diferencia una de la otra.

Cuando llegué donde mi hermana estaba nerviosa y asumí que era por el distanciamiento que habíamos pedido y me sugirió que nos fuéramos lo más pronto posible, ya que ella ya no quería estar en ese lugar. No dije nada, sabía de su estado y decidí que fuéramos a otras ciudades donde no hubiera mucha población. Alquilamos una casa y con los días cada vez veía a mi hermana distinta hasta que un día la encontré enferma vomitando en el baño. La llevé al médico y mi sorpresa fue mayor al enterarnos de que estaba embarazada.

Mi hermana de inmediato se puso a llorar y a llorar, no quería hablar del tema y cada vez me llenaba de furia al saber de qué alguien se había aprovechado de ella. Al final le dije que estuviera tranquila y que yo me ocuparía de ella y de mi sobrino.

No quise preguntar más por el padre de la criatura, ya que la ponía mal, lo único que supe es que lo conoció una noche y tuvo sexo con él y al otro día desapareció. El maldito se había aprovechado de mi hermana, la había seducido y después de tener lo que quería la había deshecho como un pedazo de basura.

Todos estos años protegiéndola y cuidándola para que un imbécil se aprovechará de ella.

Tenía tanta rabia, quería ir a esa ciudad y buscarlo para partirle la cara. Nunca había odiado tanto a una persona como lo hago con ese hombre. Si me llego a enterar quien es lo lamentará toda su vida de haberse topado con mi hermana.

Tuve que decirles a mis padres que había decidido tomarme un año sabático antes de tomar las riendas de la empresa. Por supuesto no les gusto mucho mi decisión, pero al ver que estaba decidida no me quedó otra más que aceptarlo. Me mandaron un dinero para mis gastos, aunque me negué aún lo hicieron y con mis ahorros podía cuidar de mi hermana y de su bebé.

Los meses pasaron, mi hermana estaba emocionada por su hijo y habíamos hecho planes para la llegada del bebé, cuando llegó tan esperado día, todo se complicó y mi hermana tuvo complicaciones en su parto.

―Lo sentimos, no hay nada que pueda hacer. Su hermana ha perdido mucha sangre y es cuestión...

― ¡Nooo! ―Grite ― ¡Tienen que hacer algo, ella no puede morir!

Caí de rodillas, sintiendo como parte de mí se iba con ella. Pude despedirme de ella, cuando ingresé a la habitación su imagen en esa camilla siempre estará en mi mente. Su piel pálida, labios morados y el hundimiento de sus ojos daban inicio de que no le quedaba mucho tiempo de vida.

―Favor... cuida a mi hijo.

Fue lo único que dijo antes de que sus párpados se cerraran por completo para nunca más despertar.

Me ahogué en llanto abrazando su cuerpo, no podía creer que había perdido a mi pequeña hermana. Cuando se llevaron su cuerpo, me quedé en ese pasillo con la mirada perdida en la puerta donde se la habían llevado, no quería moverme, aun en mi mente ella estaba viva y en cualquier momento despertará, pero no fue así.

Sentía que mi vida se había acabado hasta que una enfermera se me acercó y trajo con ella un pequeño bulto envuelto en una manta azul. Veía como sus labios me hablaba, pero yo no reaccionaba, solo me quedaba ahí como un ente sin moverme hasta que levantó la manta y me mostró la carita más hermosa que había visto en mi vida.

Sus mejillas rojas regordetas, una pequeña boca y nariz y cuando abrió los ojos me sorprendí de su color gris claro. Tan claro que podía confundirse con un azul brillante.

Ese pequeño me miraba como si supiera quién era yo y sus labios se movieron pareciendo una sonrisa, pero segundos después empezó a llorar.

No sé que me pasó, se lo quité de los brazos de la enfermera y su llanto de inmediato se calmó.

No sabía qué pasaba, solo sé que ambos nos quedamos mirando y en una promesa silenciosa.

Voy a amarte, voy a protegerte y nunca me separaré de tu lado.

Sus votos y comentarios son importantes para mi.



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