Los años fueron pasando y los recuerdos de mi hermana seguían en mi mente.
No podía olvidarla y aunque seguía doliendo, ella me dio el mejor regalo de todos, mi pequeño Esteban, mi hijo de seis años. Un niño inteligente que es la mayor alegría de nuestra familia.
Mis padres no se lo habían tomado bien la noticia de mi hijo, pero al tenerlo en sus brazos todo cambió. Mi pequeño tiene el don de enamorar a todos los que le rodean y lo acogieron como su nieto y ahora es su adoración.
Me hice cargo de la empresa, al principio no fue fácil, mi padre decidió posponer un año para que yo disfrutara de la maternidad y cuando inicie labores puse una guardería para estar pendiente de mi hijo. Tanto mis padres y los empleados me ayudaron a poder manejar las dos vidas y he podido disfrutar de ser madre sin descuidar mi trabajo.
La empresa fue creciendo y todo iba bien hasta que el año pasado hubo una falla con el sistema y todo se vino abajo, la bolsa cayó y con ello muchas empresas tuvieron que cerrar y vender. Ha sido un año difícil, he trabajado sin parar y por fin nos hemos estado recuperando, mi padre me ha sugerido conseguir un socio y aunque no me guste la idea ya no queda de otra, necesitamos capital y así poder recuperarnos por completo.
―Cariño, me han dicho que este hombre es uno de los mejores en el mercado, ha podido salvar más de una empresa que entró en crisis el año pasado.
―Lo se papá, solo que no quiero que vaya a meterse en mis decisiones y venga a interferir en el manejo de la empresa, ya que ha dicho que estará a mi lado supervisando todo.
―Va a invertir 50 millones de dólares cariño, está en su derecho a supervisar lo que quiera.
Evito rodar los ojos y me levanto del asiento.
―Recuerda la regla de mamá, no hablar de trabajo en casa― Beso su frente y voy en búsqueda de mi pequeño.
Camino hasta la cocina y me detengo a observar parado en su sillita vestido de chef.
―Mami mira, la abuela y yo preparamos galletas―Dice mi pequeño con una sonrisa en sus labios.
―Umm, me muero por comer esas galletas.
Me acerco a mi hijo y tomo una servilleta de tela y empiezo a limpiar su pequeño rostro lleno de harina. Mi madre se encuentra limpiando el desastre que han hecho los dos en la cocina.
―Mi pequeño ha preparado varias galleras para llevarle a su maestra y a sus compañeros―dice mi madre.
Este año mi hijo ha iniciado jardín y eso lo tiene emocionado. Ha hecho varios amigos y se lleva muy bien con la maestra.
―Me imagino―Sonrió y lo ayuda bajar del pequeño asiento que utiliza para quedar a la altura del mesón ―Ve a cambiarte cariño mientras ayudo a la abuela a limpiar la cocina.
Mi hijo asiente y corre abrazar las piernas de la abuela antes de salir corriendo de la cocina.
―No corras por favor que te puedes caer―Advierto.
Escucho como mi hijo ríe y debo suponer que mi padre lo ha atrapado y lo tiene cargado.
― ¿Estás nerviosa por la reunión del lunes? ―Pregunta mi madre.
―Creí que una de las reglas era no hablar de trabajo―Le digo a mi madre mientras limpio el mesón.
―Bueno, te he visto estresada esta semana, así que sí, puedes hablar sin problema.
―No me molesta la reunión, lo que me preocupa es el nuevo socio y todos estos cambios. Sabes que me gusta ser ordenada con mis cosas y planear todo meticulosamente, no me gustan los cambios y eso me pone mal.
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Secretos ocultos
NouvellesDos hermanas idénticas fueron abandonadas después de nacer creciendo en un orfanato. Ambas son muy parecidas físicamente pero muy diferentes en su interior. Melisa es mayor que su hermana por cinco minutos, es inteligente y sobre protectora.Natalia...