capitulo 8

1.6K 240 6
                                    

Me dolía todo, cada parte de mi cuerpo estaba marcado y tenía chupones por todo lado. Cuando fuimos por mi hijo debí ponerme un suéter con cuello tortuga, no quería que mis padres pensaran lo peor.

EL dolor era un dolor agradable, de esos que sabes que te dejan satisfecha.

Esteban lucía con una sonrisa en sus labios y mandó a trasladar mis cosas a su habitación, él ya se había hecho la idea de que él y yo estábamos juntos y debía aparentar de que lo estábamos.

La noche anterior me había propuesto casarnos y yo había aceptado, eso hizo que se relajara y empezará a planear nuestro matrimonio y había quedado que para el lunes en la tarde una planificadora de bodas iría a mi empresa para empezar a planear todo.

Mis padres dieron un grito de alegría al saber de la propuesta, claro que fue Esteban quien se los anunció mientras yo lucía una sonrisa en mis labios fingiendo felicidad.

―Felicidades hija, no sabes como me alegra que todo esté bien entre ustedes.

―Gracias mamá― Mi madre se acerca a Esteban y lo abraza y manda unos de los de servicio a traer unas copas para brindar y celebrar.

Observo el anillo que adorna mi mano, ni me di cuenta en qué momento lo consiguió, solo se que él ya lo tenía en sus manos cuando me lo propuso y no podía negar que era hermoso. Era una lástima que no pudiera quedarme con él.

Nos despedimos de mis padres y volvimos a casa, Esteban jugó con mi hijo y luego lo llevó acostar. Me quedé observando desde la entrada del cuerpo de mi pequeño como su padre le contaba un cuento y lo hacía dormir.

Esteban es un buen padre y me dolía tener que irme, pero no podía olvidar que él quería quitarme a mi hijo y que era cuestión de tiempo que se diera cuenta de la verdad. Temía eso y por esa razón debía marcharme lejos.

A mi hijo no le cuesta quedarse dormido y ambos nos despedimos y al salir toma mi mano y me lleva a su habitación, me desnudó y hacemos el amor hasta quedar agotados.

―Quiero pedirte un favor―Le digo mientras acaricio su pecho y escucho su corazón relajarse.

Ambos desnudos, mi cabeza recostada en su pecho.

―Dime mi amor.

―Yo, necesito ir a casa de mis padres y terminar de recoger las cosas mías y de Esteban―Le digo tratando de sonar casual

― ¿Por qué no lo hiciste hoy que estuvimos allá?

―Porque no quiero traerme todo, solo las cosas que de verdad necesitamos y con Esteban a mi lado él se va a poner a empacar todo. Tengo que regalar muchas cosas, como ropa y juguetes y el no va a permitir que saque nada de eso.

―Lo entiendo―Se ríe.

―También no es necesario que me traiga cosas que no pienso usar y quiero donar lo que no necesite para alguien más.

― ¿Quieres que te acompañe?

―No es necesario, mi madre me ayudara en todo. Lo que sí necesito es que me ayudes con los proveedores y despachar la mercancía que necesitamos, en la tarde recojo a nuestro hijo y voy a la empresa para que nos reunamos con la planificadora de la boda.

―Me parece excelente―Besa mi frente.

Me acerco y beso sus labios antes de volver a subirme encima de él y volver hacer el amor.

Salimos a dejar a mi hijo al jardín, Esteban en todo momento toma mi mano y me lleva a casa de mis padres.

―Podrirás por favor llevarte a los de seguridad, me hacen sentir que estoy cautiva o detenida, no sé, me hacen sentir nerviosa.

Observo a los hombres que realmente intimidan y necesito que los aleje de mi lado.

Esteban me observa por un momento antes de llamar a uno de ellos y le dice algo.

―Entonces me voy.

Se me queda mirando como si me estudiara y me acerco y me cuelgo de su cuello como una mujer enamorada y lo beso. Su cuerpo se relaja y me pega a la camioneta mientras nos besamos largo y lento.

―Amor, debemos detenernos no quiero que mi madre esté espiándonos desde la ventana.

Se separó y suspiró apoyando su frente contra la mía.

―Lo siento, no puedo controlarme cuando te beso.

Lo beso de nuevo, no para darle seguridad, esta vez porque yo lo necesito.

Esto es una despedida.

Nos despedimos y observo como los hombres que ha dejado siempre a mi cuidado se suben a los vehículos y desaparecen en fila mientras yo me quedo observando el camino por donde desaparecieron.

Siento un nudo en mi garganta y me doy la vuelta para entrar a casa. Esteban no sabe que mis padres no están el día de hoy, ayer sin que él se diera cuenta me dijeron que saldrían y volverían en la tarde.

Subo a la que era mi habitación y saco la maleta donde tengo empacada mis cosas y voy al cuarto de mi hijo sacando la suya.

Lo había planeado desde que él llegó a mi vida.

Tomo los documentos de mi hijo y los mío y salgo de prisa llamando un Uber, voy hasta la escuela de mi hijo y dejo todo en el Uber.

―Vengo por mi hijo―Le digo a la maestra tratando de no lucir nerviosa.

―Oh, no sabía que vendría tan temprano por el niño―Dice ―Su padre no nos dijo nada.

Me molesta un poco el tono en que lo dice, después de todo soy su madre y la que lo ha inscrito a esta escuela, pero parece ella olvidarlo.

―Quiero darle una sorpresa a mi prometido―Digo haciendo énfasis la palabra prometido ―Ya sabe, su cumpleaños―Guiño su ojo.

―Oh, ya entiendo―Dice relajando su cuerpo ― ¿Entonces mejor no le informo que usted ha venido por el niño? Ya sabe, como me dijo que si ustedes llegaban sola a recoger al niño se lo hiciera saber.

― ¡No! ―Me alarmo ―No ve que queremos decorar y preparar el pastel de cumpleaños, si el se da cuenta se dañara la sorpresa.

―Lo entiendo.

Me mira por un momento y siento que duda por un instante antes de darse la vuelta e ir por mi hijo.

― ¡Mami! ―Tomo su pequeña mano y lo jalo para cargarlo y bajar hacia donde nos espera el Uber.

Le digo que me lleve al aeropuerto y el se pone en marcha.

― ¿Nos vamos de viaje mami? ―Pregunta mi hijo.

―Si cariño, nos vamos de viaje.

― ¿Y mi papi viene con nosotros?

―él vendrá después―digo acariciando su cabecita y lo apoyo contra mi pecho para que no vea las lágrimas derramarse por mi rostro.


Secretos ocultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora