Parte 2

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Ella caminó durante muchas horas, siempre recto y sin menguar el paso. Aprovechó el tiempo para tratar de recordar cómo había llegado a ese claro en el bosque; se esforzó mucho por recordar algo, un indicio, cualquier cosa, pues le parecía de suma relevancia, no obstante, pese a todos sus esfuerzos (que solo le provocaron dolores de cabeza) no pudo recordar; al final lo único que le pudo sonsacar a su memoria fue su nombre, Dana.


"Algo es algo" pensó.


Al llegar a la ciudad Dana intentó recordar algo más ya que la ciudad le era familiar, recorrió una gran cantidad de calles pero por más familiares que fuesen y por más grande que fuese el sentimiento de conocer, no pudo recordar nada concreto.

Después de tanto caminar decidió descansar un rato así que fue a sentarse en una de las bancas del kiosco; al acercarse a una banca ocupada (pero no llena) las personas le dirigieron una mirada entre atemorizada e iracunda para después marcharse, Dana no le dio importancia pero una vez sentada comenzó a notar que no eran las únicas personas que le dirigían una mirada híbrida, y ahora que ya no estaba tan ocupada con el cansancio de sus piernas recordó haber notado (a su llegada a la ciudad) que la gente le rehuía.


"Lo bueno es que me he guardado las navajas" pensó con ironía, pues si ya le rehuían sin siquiera ver las navajas ya podía imaginar la reacción catastrófica que obtendría si se las vieran.


Cuando Dana siente que ya ha descansado suficiente decide pedir hospedaje en lo que consigue un lugar propio, no obstante, nadie le quiere dirigir palabra y mucho menos ayudarla; la mirada hibrida deja de serlo para ser una sola mirada de odio, y Dana no sabe por qué; la gente pierde su temor inicial y en cada oportunidad que tiente la empujan de una u otra manera (con el hombro al pasar, le meten el pie, he incluso han llegado a empujarla por la espalda en las calles concurridas); Dana no comprende que ha hecho para recibir tal animosidad de la gente, supone que la respuesta está en su memoria perdida, por lo que no tiene esperanza en saber la razón si alguien no se la dice.


Para cuando comienza a anochecer Dana termina en la zona más peligrosa de la ciudad (pero ella no lo sabe, sólo sabe que ahí casi no hay personas y las pocas que hay no la empujan al caminar a su lado más bien se rehúyen unos de otros y no sólo de Dana por lo que no se siente tan mal).


Dana busca un lugar donde dormir ya que al parecer nadie le va a ayudar y mucho menos dar hospedaje, no busca un lugar lujoso sólo que sea lo suficientemente cálido para soportar la gélida noche. Después de un rato Dana llegó a una zona en la que había muchas casas solas (lo que a Dana le pareció bien); observando las casas y pasando callejones vacíos Dana no esperaba la intromisión de nadie por lo que cuando una mano sale disparada de uno de los callejones le sorprendió lo suficiente como para no reaccionar.


-¿Qué haces aquí muñequita? ¿Qué acaso nadie te ha dicho que es peligroso andar por estos rumbos sola y de noche? - Dijo una persona por detrás de ella, claro que al tenerle la boca tapada con su mano (para ahogar un grito que nunca quiso salir) Dana no le pudo contestar.


-Dime muñequita, ¿qué tienes aquí? - La otra mano del muchacho (la que no estaba sobre su boca) que segundos anteriores había estado en su cintura ahora recorría un costado suyo, lo que ayuda a Dana a reaccionar.


Dana tomó su mano y brazo derecho, se inclinó hacia delante y al mismo tiempo dio una patada dorsal derecha provocando que el muchacho volara sobre ella cayendo con un sonido tosco de espaldas sacándole el aliento, pero ahí no se detuvo la cosa...

Amistad vengativa (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora