2.ᴅᴇsɪʟᴜsɪóɴ.

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La falda de mi vestido se mueve con cada movimiento que realizo mientras me muevo por la cocina. Termino de colocar el almuerzo de mi esposo dentro del pequeño bolso térmico para que lo lleve a su trabajo. No le apetece comer en otro lado mientras pueda degustar lo que cocino, por lo cual, yo lo preparo con mucho gusto.

Camino hasta la mesa en el comedor donde aún sigue desayunando, bebe de la taza de té sin apartar la vista de la tablet donde lee las noticias matutinas. Según él, para estar al día. Beso su mejilla recibiendo una amable sonrisa de labios cerrados. Su celular está sonando constantemente, lo revisa y sonríe disimulado pensando que no lo estoy viendo con la inquietud en mi pecho.

Me siento a su izquierda para terminar de desayunar en silencio. Apenas cruzamos palabras porque hoy prefiero mantenerme pendiente en mis pensamientos. Ni siquiera lo nota, no me pregunta sigue en lo suyo. No sé si sentirme peor o simplemente acceder a una loca idea que ha estado cruzándome por la mente desde esta mañana.

Minutos más tarde lo acompaño a la puerta principal. Arreglo su corbata junto a su camisa blanca bajo su impecable traje beige. Es un ser inmaculado y perfecto del cual me enamore perdidamente. Se echa un último vistazo al espejo de la entrada y antes de partir me besa en los labios por unos momentos.

—Lo siento de nuevo, cariño. Prometo recompensartelo.

Le sonrío acariciando una de sus mejillas, Taehyung es mi perdición. Mi cuerpo aún se resiente porque esta mañana no quiso tocarme cuando yo lo bese con pasión. Su disculpa fue que estaba muy apurado por llegar a su trabajo, y yo como toda ama de casa sumisa lo dejé pasar.

Se despide una vez más, picotea mis labios rozando la yema de su índice y pulgar sobre mi mejilla. Sube a su auto y lo veo partir mientras la sonrisa en mi rostro se desvanece.

<<¿Cuánto más lo negaras?>>

Cierro la puerta detrás de mí sintiendo la completa soledad de la casa guarecer en mi pecho. Cada rincón es un hermoso recuerdo. A dónde vaya hay algo de nosotros dos. Fotografías enmarcando el amor perfecto que nos tenemos. La de nuestro matrimonio y luna de miel. Cinco años dónde hemos sido inmensamente felices. Dónde construimos nuestra pequeña familia.

Dónde aún intento hacerle cambiar de opinión en cuanto a hijos. Yo los anhelo, él prefiere esperar. Dice que es mejor disfrutar de lo nuestro. Me rio, porque desde hace un tiempo me preguntó, ¿qué debemos disfrutar cuando no hay nada? Cuando me rechaza cada vez que quiero hacer algo diferente que seguir encerrada aquí.

Mi grave error fue dejarme convencer de que él sería el único sustento del hogar mientras yo me quedaba en casa cuidando nuestro nido de amor. Al principio nos funcionó demasiado bien, pero como todo, se fue desmoronando y ahora no puedo comprender absolutamente nada de lo que siento.

Veo por el reloj analógico encastrado en la pared que son las siete de la tarde. Mi esposo llegaría en cualquier momento de su trabajo y yo estoy pensando en cocinar para tener lista la cena a tiempo. Una misteriosa llamada se atraviesa en mi día rutinaria para acabar con todo. 

Tu esposo te engaña con otra mujer —lo dicen con calma. No puedo reconocer la voz. No sé si es de un hombre o una mujer. Descarto que sea alguna amistad de nuestro círculo— lo está haciendo en estos momentos.

—¿Quién habla? —intento por todos los medios no romper en llanto. Quiero saber quién es sin tomar importancia la confesión. O solo quiero seguir negando lo innegable.

Sino me cree, vaya al Mercure Ambassador Seoul.

Me quedo en silencio analizando los datos. Conozco a la perfección ese hotel cinco estrellas en el barrio de Hongdae. Allí fue donde se realizó la recepción de nuestro matrimonio. Quiero preguntar nuevamente quien habla y como sabe aquello, pero solo escucho el tono de llamada finalizada y sé que me quedaré con las dudas.

Excepto la del paradero de mi esposo en ese lujoso sitio. Mi inconsciente me grita que vaya de inmediato. Así que sin más preámbulos tomó mi automóvil colocando la dirección en mi celular. Con tanto en mente no recuerdo muy bien el camino. Los nervios hacen un inminente caos en mi estómago por lo que procuro mantenerme tranquila.

Me detengo frente a ese majestuoso edificio mientras debato internamente si salir del auto para revisar el interior o quedarme allí a esperar algo que niegue la absurda situación de porque hice caso a una llamada anónima de un desconocido. Si llegase a ser mentira, la culpa no podría dejarme en paz. No puedo desconfiar de él.

Suspiro dispuesta a bajarme para espiar el restaurante que el hotel contiene o alrededores. Estoy pensando seriamente en largarme de allí, pero me detengo al ver la imagen de una pareja sonriente salir tomados del brazo. O por lo menos es lo que ella hace. Parecen esperar a que le traigan el auto y es cuando me regalan más que una simple imagen.

La escena de mi esposo sonriendo mientras acaricia con devoción la pequeña cintura de esa rubia me hace estremecer, él sonríe a las palabras que ella le susurra al oído dejándose tocar descaradamente. En público. Lo besa en la mejilla cerca de la comisura de los labios con lentitud y la respuesta del azabache es apretarle el trasero con sus manos escondiendo su rostro en la curvatura del fino cuello femenino.

Esa mujer no soy yo. Mi esposo Kim TaeHyung me esta siendo infiel y duele más verlo en vivo y en directo que aceptarlo.

Me duele el pecho, mi cuerpo tiembla en demasía mientras intento ver a través de mis ojos abnegados de lágrimas como suben al vehículo entre cómplices sonrisas. Manejan en sentido contrario a dónde estoy estacionada, es imposible que pueda reconocerme al estar un poco escondida.

Mis manos temblorosas buscan mi celular para marcar su número mientras sollozo. Suena una, dos, tres veces, la contestadora. Maldigo en voz alta, mis mejillas están empapadas de lágrimas. Vuelvo a marcar y está vez me envía directamente al buzón. No solo me ignoró, sino que apagó su celular.

Llego a casa, no sé cómo. Me desmorono en el piso de loseta junto a nuestros felices recuerdos enmarcando cada centímetro. El muy bastardo me engaña y no puedo soportar el dolor.

Necesito una respuesta, necesito saber el porque de su traición, ¿qué he hecho para merecer esto? ¿acaso dejó de amarme? Y si es así, ¿por qué no mejor dejarme ir?

<<¿Tú lo dejarías ir?>>

La simple idea me quema las entrañas.  Estoy molesta, muy enojada e indignada. Así que lo espero con extrema ansiedad carcomiéndome la cabeza. A minutos de ingresar a casa recibí un mensaje suyo diciéndome que no llegaría a cenar por un imprevisto de trabajo. Quise reír, claro. El imprevisto es meterte entre las piernas de una puta mientras yo, tu esposa, desfallece de dolor aquí esperando.

Son las once de la noche, con cinco tazas de té de manzanilla y un calmante estoy en apatía dudando de si podré cantarle sus verdades a la cara. Escucho la puerta principal abrirse y un poco de ruido. Estoy sentada en uno de los taburetes de la isla de brazos cruzados esperándolo.

Aparece con su cálida sonrisa cuadrada y un ramo enorme de rosas blancas —mis favoritas— mi fuerza de voluntad se va al diablo cuando llega a mi lado y me besa.

Taehyung volvió a mi lado.

¿Teorías?

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¿Teorías?

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❝𝘐'𝘔 𝘕𝘖𝘛 𝘛𝘏𝘌 𝘖𝘕𝘓𝘠 𝘖𝘕𝘌❞  ᴷᵀᴴ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora