͟͟͞͞➳02

82 9 3
                                    


┊╰► ━━━━━━━༺۵༻━━━━━━━↶┊

YUNHO

Tan pronto se enteró del regreso de ChangMin, había ido a por su ayuda. Sus pisadas sonaban y hacían eco por los rincones de los pasillos de la gran muralla. Caminaba de manera tranquila. Llevaba consigo su arco, el cual reposaba en su espalda. De su cintura colgaba el carcaj de cuero, y en él, flechas punta de metal.
    Al llegar a la gran puerta del Salón dónde, el Dios de la justicia pasaba la mayor parte de su tiempo, se quedó mirando su estructura. No cabía duda que era una puerta hecha en madera de roble, tallada por grandes artesanos, la figura de un ser divino con balanzas en sus manos eran el protagonista, y al fondo, el árbol de la vida. Un escalofrío recorrió su cuerpo. SangYeon podía llegar a ser un Dios justo, noble, respetado e incluso tranquilo, pero también temido por muchos, de él dependía si ibas al cielo con la diosa de la reencarnación, o si ibas al infierno con...

Sacudió su cabeza despejando sus pensamientos, lo último que quería en su mente era recordar la última guerra.

"—confirmado si es la Diosa Alma, dicen que se ve distinta, por eso comentan que es La nueva Alma" — se escucha decir tras la gigante puerta. El humano se inclina y pega su oído a esta para escuchar mejor la conversación.

«—¿A qué se refería con "La nueva Alma"? ¿Había otra? ¿O quizás nunca murió? — pensó el joven Yunho a medida que su entrecejo se fruncía. »

"—Necesitamos de SunWoo, pero el maldito no permite que nadie entre al territorio, ya han pasado cinco años, no entiendo qué le pasa ¿Cuando fue la última vez que lo vimos, ah? —" El dueño de aquella voz parecía ser SangYeon. Una voz de viento, como un susurro, pero más alta para serlo. Su tono era áspero y amargo, como si algo lo estuviese molestando.

De pronto, un silencio inquietante invadió el lugar. Yunho trató de afinar su oído, quizás los dioses estaban lejos y no lograba escuchar. Cerró sus ojos y trató de concentrarse. Necesitaba saber más, quería saberlo todo, aquella conversación sobre la diosa de los muertos lo había dejado intranquilo, y aún más lo de Sunwoo ¿Acaso los dioses podían sentir miedo? ¿A que grado? Y lo más importante ¿A qué le tenía miedo?

La puerta se abrió de golpe y el cuerpo de Yunho se dejó caer, quedando arrodillado ante los pies de uno de ellos. Al subir la vista se dio cuenta que se trataba de Eric, el Dios del océano. Este lo miraba con una sonrisa.

— Tenemos un espía — habló el susodicho.

—No, no, no... Yo no... — Se apresura a decir el humano. El fleco rubio cubría sus ojos. Se levantó del frío piso y observó a los presentes en la sala, estos solo observaban sin expresión facial alguna. —Una disculpa, mis dioses. No pude evitar aquello, solo...— trató de explicar de forma torpe. Respiró profundo y contuvo la respiración por un momento, después expulsó todo el aire — ¿Qué me pasará? — finalizó temiendo por lo peor.

— ¡Que te cortaremos la cabeza! — exclama Eric dejando ver toda su blanca dentadura. Por un momento a Yunho le pareció ver sus dientes afilados como los de un tiburón, o cualquier depredador marino. Para ese entonces la expresión de este ya era demasiado seria, no demostraría temor, pero tampoco podía desafiar a sus superiores.

— No exageres, Eric — Expresa SangYeon.

ChangMin estaba a punto de reír, pero prefirió no hacerlo, a cambio, tomó el último trago de vino. Por otro lado, YoungHoon ni se inmutó, agarró algunos papeles de la mesa que captaron su atención e ignoró lo que pasaba.

— Aburridos, todos son unos aburridos. Mis sirenas ya te habrían degollado, y tu cabeza estaría en una lanza a las orillas del mar, para que los cuervos se encargaran de sacarte los ojos y...

LA SOMBRA DE LA OSCURIDAD   ͟͟͞͞➳ The BoyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora