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YOUNGHOON

La oscuridad de la habitación era espeluznante, sólo una tenues luz de una vela dejaba a la vista un libro, y junto a él, su recitador, un brujo de capa roja influyente de las artes oscuras, había viajado desde muy lejos sólo para ver a Younghoon, con un sólo objetivo...

La recompensa.

¿Qué era?

- Acercate - Le ordenó al Dios dejando las formalidades para otra ocasión. Younghoon no le tomó importancia a su manera de dirigirse hacia él y le hizo caso. Este le había extendido una daga, el filo era mortal y su diseño único. Tenía dos filos, con cuchillas separadas y una empuñadura elegante. Ya sabía para qué era. - Las hojas están hirviendo, aprovechala.

Miró la hoja colorada del calor.

《Lo que sea para que vuelvas》

Sin más, procedió a tomar una bocanada de aire, aguantó las respiración y frunció sus labios. Con las dos manos ubicó la daga en su ojo izquierdo y con un movimiento salvaje la incrustó.

La sangre no paraba de salir, al igual que sus gritos.

Dar una parte de ti para recibir una parte de otra persona. ¿Hasta dónde estarían dispuestos a llegar para poder estar junto a el amor de su vida?

El hombre de rojo ahora tenía en sus manos lo que quería, procedió a recitar unas cuantas palabras en un idioma que no podía llegar a entender. El ambiente estaba frío, y el dolor que Younghoon sentía era para morirse, colocó de manera rapida una venda en su cabeza que atravesaba la cuenca en donde anteriormente se encontra su ojo izquierdo.

Entre gritos y dramatismo la única vela enceidida se apagó, dejando el lugar en completa oscuridad.

Hubo un silencio infernal, y muy pronto, las velas que los candelabros que colgaban en las paredes se prendieron, dando luz a todo el lugar.

Y ahí estaba.

En el suelo yacía el cuerpo desnudo de la femenina.

Notó como todo su cuerpo tenía piel, su pecho subía y bajaba muy lentamente, y su rostro estaba cubierto por su larga cabellera negra, sólo podía ver sus labios colorados. Se acercó sigilosamente. Lo acompañaba el miedo. Las manos del Dios temblaban y sus movimientos eran muy dudosos, ¿Qué le estaba pasando?

Pese a su temor, muy en el fondo estaba eufórico. Había esperado cinco años por volver a verla.

Younghoon retiro el cabello del rostro de la chica, y al ver su expresión no pudo evitar dar un pequeño salto de sorpresa hacia atrás, alejándose de ella. La mirada del pelinegro analizaba el rostro de la chica, esta tenia los ojos abiertos y la mirada desorbitada, sus labios estaban separados y su piel era muy pálida para ser una humana. Ya no era una semidiosa, ahora sólo era una humana viva, pero sin consciencia.

Sin alma.

-¿Qué es esto? Ella no está viva - Habló con temor.

-Oh, sí que lo está, es lo que pidió ¿no? - Habló el hombre de capucha roja.

-¡No! -Exclama con la nariz roja y los ojos cristalizados- No era lo que quería, acabo de sacrificar un ojo para tenerla, ¿Qué más se necesita?

- Vida - Respondió sin más.

Younghoon respiraba de manera corta pero tranquila, su ceño fruncido se relajó y ahí comprendió que, una vida vale por otra.

-Traeme una vida y la magia se encargará de entregarte otra, es así de simple - Concluyó tomando el libro, hizo una reverencia hacia su superior y se retiró.

LA SOMBRA DE LA OSCURIDAD   ͟͟͞͞➳ The BoyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora