— ¿Todo bien? —pregunto Tzuyu una vez que vio a la mujer regresar a su mesa, su mirada ligeramente perdida y la palidez en su rostro la hacieron preocupar por un momento, quizás la llamada había sido para informarle sobre algún percance.
— Oh si, —contestó distraída, aún mirando la gran sonrisa en el rostro de Sullyoon mientras la niña miraba a Tzuyu— solo cosas aburridas del trabajo. —vaciló por otro par de segundos arrastrando la silla para poder tomar asiento de nuevo.
— ¿Segura? ¿No es ningún problema que estés aquí en este momento?
— ¡Pará nada! Es mas, lo apagare. —dijo y Tzuyu quiso decir que no era necesario, pero la mujer lo hizo de cualquier manera de la forma más rápida, cuando sus miradas volvieron a encontrarse pudo percatarse de la tímida sonrisa de Tzuyu y ella pasó su mano por la parte trasera de su cuello sintiendo humedad causada por su propio sudor— ¿Ya decidieron que ordenar?
— Estábamos viendo la carta —señalo a las pequeñas niñas que apuntaban con sus pequeños deditos todo lo que quieran ordenar— al parecer las niñas quieren todo lo que hay en el menú.
— ¿Qué? —preguntó entre pequeñas risillas.— ¡No podríamos con tanto!
Tzuyu le sonrió a la mujer delante suyo, era tan linda que no podía apartar su mirada de ella.
— Mamá, cosholate —una voz agudita llamó su atención, Minju señalaba un trozo de pastel de chocolate y se veía bastante convencida de tenerlo y degustarlo.
— ¿Eso quieres?
— ¡Si! —contestó Minju de inmediato por lo que ambas adultas rieron ante su entusiasmo.
— ¿Y tu, Sullyoon? —le hablo con un tono tierno, causando que sus esponjosa mejillas se pintaran de un color rojo intenso y sus grandes ojos brillaran más.
Sana podía jurar que su hija estaba enamorada, podía entenderla.
Esperen, ¿qué?
— Waffle —contestó la niña señalando el postre.
— ¡Genial! —exclamó Sana— ¿Quieres volver acá? ¡Estoy muy sólita! —hizo un berrinche falso y mostró un pequeño puchero, Sullyoon arqueo sus delgadas cejas y luego rio bajito para bajarse de la silla con ayuda de Tzuyu para que no cayera, luego se dirigió a su madre abriendo sus brazitos para que la tomará.
Pronto las adultas llamaron a aquella joven para poder ordenar su consumo, y mientras esperaban decidieron comenzar con una serie de preguntas, ambas pensaban que sería lo mejor para aligerar el ambiente, después de todo no estarían todo ese rato sin compartir palabra.
Tzuyu prestaba atención a sus palabras, Minatozaki Sana de 28 años venía de Japón, egresada de una prestigiosa escuela con un promedio que no era el mejor pero tampoco el peor, de padres divorciados, tenía menos de 5 años viviendo en Corea, y lo que Tzuyu encontró emocionante pero a la vez confuso fue que estuviera soltera. Al parecer el padre de Sullyoon había resultado ser un hombre con problemas y vicios el cual Sana abandono antes de que pudiera ser muy tarde, y para su suerte el tipo no tuvo ningún interés ni en su embarazo ni en su hija.
— Oh wow. —dijo Tzuyu, a pesar de que eso la llenaba de esperanza no podía creer que Sana estuviera sola solo porque si.
— Solo quiero y necesito de mi Sullyoon —dijo mientras limpiaba las mejillas de su niña con ternura.
— Si, te entiendo. —dijo con la mirada perdida en Minju— Mis padres se enfadaron cuando se enteraron, quiero decir, estaban felices por tener una nieta pero no les agrado la idea de que fuera madre soltera. Rogaban porque buscará una pareja y no tuviera que pasar por todo esto sola. —soltó una pequeña risa— Incluso mi madre dijo que no sería un problema si regresaba con alguna de mis ex novias de la preparatoria.
— Oh... —Sana soltó una risa impresionada por la reciente confesión.— Si, quizás hubiera sido más fácil. Dos chicas harían un increíble trabajo criando a un bebé.
Dijo vagamente y Tzuyu tarareo cómo si estuviera de acuerdo.
Tzuyu amaba ser madre, incluso si tuvo que pasar por todo eso sola, no fue un gran reto para ella. Pero por alguna razón pensó en todo ese tiempo, ¿realmente sería así de feliz si alguien más se hubiera involucrado con ella mientras pasaba aquella etapa?
No se imaginaba con alguien más, pero en ocasiones sólo quería volver a sentir.
— Disculpen... —la joven se dirigió a ellas con una sonrisa tímida mientras jugaba nerviosamente con las manos— pronto cerraremos el lugar.
Aún era temprano, pero Sana sabía que el lugar sólo estaba abierto hasta una cierta hora de la tarde.
— Dejame pagar. —dijo Tzuyu rápidamente.
— No te molestes, yo fui quien te invitó a salir y quien las trajo aquí. —Tzuyu no reclamo y solo se quedó ahí con una expresión en blanco.
Sana había dicho que la había invitado a salir, entonces, ¿si era una cita?
Dios, estaba imaginando demasiado.
Cuando la cuenta estuvo pagada, las cuatro se decidieron por salir, Sullyoon estaba medio desmayada en los brazos de su madre y Minju también soltaba bostezos de vez en cuando.
— Ha sido una salida agradable, gracias por esto Sana. —dijo Tzuyu con una sonrisa dibujada en el rostro.
De verdad estaba satisfecha del momento que pudo tener en compañía de Sana y Sullyoon.
— Gracias a ti por aceptar, a las niñas seguro les encantó. Bueno, Sullyoon adora todo lo que involucre comida, pero apuesto a que fue tan bueno para ella como para mí. —dijo con sinceridad— Deberíamos repetirlo, quizás visitar un lugar más apto para ellas.
— Estoy de acuerdo, a Minju le encantaría y a mi también. —le dio una de sus más adorables sonrisas a la japonesa la cual correspondió con una más tierna.
— Dame tu número, así podemos ponernos de acuerdo.
Tzuyu extendió su teléfono con rapidez, casi como si estuviera preparada para ese momento.
Cuando el número estuvo registrado entre sus contactos Sana le sonrió satisfecha y le devolvió el aparato.
— Entonces nos veremos mañana. —se inclino y con una última sonrisa se despidió de la mujer.
— No puedo esperar... —dijo casi en un susurro.