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El día siguiente fue más espontáneo.

Con Sana proponiendo ir por un helado y luego al parque, al parecer la salida perfecta para las pequeñas, especialmente la muy energética Minju. Y con Tzuyu sentada bajo la sombra de un árbol observando desde lejos como la japonesa y su hija compartían escandalosas risas jugando en los columpios, mientras que ella y Sullyoon preferían leer un libro, o eso pretendía Sullyoon, quien en realidad estaba más cautivada por las ilustraciones mostradas en ese cuento, escuchando al mismo tiempo la suave voz de la mujer que cada vez la relajaba más.

Pará Tzuyu fue inevitable pensar que cosas como estas serían recuerdos memorables para sus hijas, algo tan sencillo marcaría sus infancias y quería creer también que con suerte Minju y Sullyoon permanecerían siendo amigas por muchos años más, y por supuesto, Sana y ella igual compartiendo de más momentos que seguramente enternecerian sus corazones.

— ¡Minju! —levantó la mirada a una velocidad casi imposible cuando escucho el nombre de su hija salir de la boca de Sana, pero solo se encontró a su hija corriendo a su dirección con una gran sonrisa plasmada en su rostro con la punta de su lengua asomándose mientras jadeaba.

Sana le siguió el paso aunque no pudo alcanzarla, entonces recordó ese día en la escuela. La misma escena con Tzuyu, el terror en su mirada.

La pobre de Tzuyu debía sufrir de sustos como esos de vez en cuando.

— Mamá, agua. —pidió la niña y se dejó caer en su regazo, cansada.

— Minju, sabes que no debes correr así... —le recordó a su hija buscando su bolso, luego escucho otra respiración agitada acercándose de a poco, Sana estaba ahí delante con las mejillas teñidas de un intenso rojo, el cabello alborotado y una expresión de preocupación en su rostro.— En verdad lo siento, Sana. —se disculpo un tanto avergonzada pero al mismo tiempo divertida, era gracioso verla así.

— Sí, no hay problema... Sullyoon no acostumbra hacerlo, así que en parte también fue culpa mía, debo estar más alerta para la próxima. —se sentó delante de su hija y golpeó sus pequeños pies levemente para llamar la atención de la pequeña que seguía tan entretenida por el cuento que sujetaba, luego Minju volvió a lo inesperado, lanzándose hacia Sana.

— ¡Minju! —exclamó Tzuyu intentando alejar a la pequeña de Sana, sin embargo las escandalosas risas le hicieron creer que en realidad ambas disfrutaban del arranque de la menor. Suspiró y se puso de pie. — Iré por agua para las dos. —aviso a Sana quien asintió entre aquella guerra de cosquillas con la Chou menor.— ¿Quieres algo, Sully? —pregunto con cariño acariciando la mejilla de la menor que se mantenía completamente ajena a su madre y su amiga.

— Yogurt. —pidió en voz baja y Tzuyu en verdad quería derretirse de amor ahí mismo.

— Te traeré el mejor...

Tzuyu empezó a alejarse de a poco, volteando cada que podía para cerciorarse de que todo estuviera bien entre las tres, y la última vez que volteo antes de cruzar la calle para llegar a la tienda pudo ver como Sana extendía sus brazos hacia Sullyoon para unirla a las cosquillas, de lejos era una escena tan hermosa, y sabía que estando cerca también lo sería.

Y mientras Tzuyu buscaba las botellas de agua recordó vagamente las palabras de Sana.

Debo estar más alerta para la próxima.

Sonrió tan grande como pudo, incluso sintió sus mejillas acalambrarse, habría una próxima vez.

Siempre habría una próxima vez en que Sana y ella podrían compartir más tiempo juntas.

Solo ellas cuatro.

Estaba ansiosa por el futuro, sobretodo cuando sabía que Sana y Sullyoon estarían en el.

De regreso su sonrisa fue desapareciendo de a poco, cuando observó que ni Sana ni Sullyoon y Minju estaban en el sitio donde las había dejado, entonces sus instintos se encendieron de inmediato, mirando hacia todas partes en su búsqueda, llegó rápidamente mirando que las cosas seguían ahí, hasta el teléfono de Sana estaba tirado en el césped. Tzuyu no quería desconfiar de ella, pero seguía siendo alguien nueva en sus vidas.

Entonces la tensión en su espalda disminuyó cuando escucho ahora tres pares de risa, seguidas de sonidos de hojas crujiendo, dio algunos pasos más hasta que encontró una escena que era un regalo para su vista. Con Sana sentada en el suelo y ambas niñas tirándole hojas secas en el regazo.

— Creo que tengo suficientes hojas. —menciono Sana, siendo nada más que ignorada por otro puño de hojas que cayó sobre ella, hizo un adorable mohín y cruzó sus brazos— ¡Hm! —se quejo exageradamente y de pronto sus miradas se encontraron.

Los ojos de Tzuyu eran cálidos, hermosos y brillantes, observó Sana, y su sonrisa contagiosa acompañada por un hoyuelo como un obra de arte. La mujer frente suyo era como un sueño. Y ahí la tenía, viéndola con un sonrojo ya característico de ella, seguramente pensando en disculparse en nombre de su hija por el desastre de hojas que era ahora.

Así que le devolvió la sonrisa y alzo los hombros, sintiendo que caía bajo su hechizo.

— Todas necesitarán un baño después de esto. —dijo extendiendo una botella de agua hacía ella, el rose en sus dedos casi hizo a Sana desplomarse en las hojas, había sido tan solo un toque, pero tan potente, cosa que Tzuyu ni siquiera noto, fijando sus miradas ahora en el par de niñas que se acercaban para tomar de sus bebidas.

Entonces, por alguna razón, Sana pudo ver su futuro justo ahí.

Estaba seguro de ello.

Sus miradas se encontraron de nuevo, y sus ojos demostraban justo todo eso que no podían decir. Era como si pensaran lo mismo.

Y ni una de las dos tenía miedo de arriesgarse, sabían que nada malo pasaría.

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Al final, la cita terminó cuando el encargado de mantener limpio el lugar las regaño a ambas adultas por el desastre con las hojas, Sana se escondía detrás de Tzuyu mientras está se disculpaba, aun sabiendo que Sana había empezado todo.











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Yo estaba segura de que había actualizado el mes pasado, no el año pasado 😭😭😭😭😭😭😭

Perdónenme

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