Prólogo

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Era un día nublado, la lluvia chocaba sobre mis hombros, pero ya no me importaba. Se suponía que tenía que continuar importándome algo, si lo único que realmente me importaba estaba en frente mio, aunque no en sus mejores condiciones.

Quería estar solo, no quería que nadie me hablara, sus intentos de consuelo lo único que hacían era hacerme sentí peor. En este tipo de situaciones la gente acostumbra a decir "Lo lamento" "Era una gran persona" ninguna de esas palabras era de ayuda, ninguna de esas lo iba a devolver.

Cuando ya estaba por responder monótonamente al décimo lo lamento se me acerco mi hermana, Hazel. Sus rizos a diferencia de mi pelo estaban secos. Ella estiró su brazo y me ofreció su paraguas y a diferencia del resto me pregunto:

- ¿Cómo estás?

Dos palabras. Dos simples palabras. Él se habría ido, pero todavía la tenía a ella, todavía tenía a alguien que me quería de verdad

- Como la mierda- le respondí

- Vaya, qué inesperada respuesta

Reí. Hazel me hacía reír, aunque estuviera triste y todo mi día estuviese siendo un desastre

- Creo que es momento para uno de tus increíbles consejos de hermanita Haz

- ¿tú crees?

- Yo creo

- No sabría que decirte

- ¿Lo intentarías? - dije con un hilo de voz ahogada. No. No podía llorar, le prometí que no lloraría más por tristeza y mucho menos por el

- Sabes, la vida suele ser una mierda, pero la mierda es fertilizante, ¿no? Él ya no está Nico, todos lo extrañamos, pero ya no podemos lamentarnos por él, a él no le agradaría, siempre le gusto que todos estuviéramos contentos y sonriamos, ahora debemos intentarlo sin él.

No aguante y rompí a llorar sobre el hombro de mi hermana, probablemente empapándola

- N-no puedo, Haz. Solo pasaron tres días y siento que han sido de los más oscuros. SE fue, ya no está. Otra persona que amaba sé ha muerto, y yo no he podido hacer nada, le prometí que no lloraría por él, pero ya no puedo, lo era todo para mí. M-me hacía feliz, él me hacía feliz y ahora que se fue, siento que todo se ha vuelto a oscurecer

Hazel me abrazo, un abrazo cálido que me transmitió paz, ese abrazo pudo haberme hecho, sentí bien en un día como cualquiera del año pasado, pero en el día de hoy, solo me hizo recordar que ahora solo me queda ella.

Me aparté de ella y miré a la tumba. Agarre el ramo de flores y lo deje a un lado de esta, junto a otro par más que ya había allí.

- Deberían haber elegido otra foto- comento Hazel- en esta el sol le tapa la cara

Reí nuevamente, la segunda risa de tres torturadores días. Era verdad, el sol brillaba demasiado, por lo cual la foto, que no tenía color, era en parte una gran mancha negra.

Me agaché hacia la tumba y puse mi mano sobre esta. Ya teníamos que irnos, el cementerio estaba por cerrar. Cerré mis ojos y le dije a su foto:

- Ti amo, Will

-	Ti amo, Will

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