capitulo 3

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¿Cuál es el sentido de vivir?

El era su todo, el era quién lo obligaba a levantarse por las mañanas cuando ni siquiera quería ver la luz del día. Y ahora los días ya no tenían luz, todo el tiempo era de noche, todos los días su cabeza dolía por las lágrimas derramadas, aunque, estás poco a poco se agotaban, haciendo de ese dolor uno aún más fuerte, se sentía muerto en vida y no podía llorar, porque ya lo había hecho mucho tiempo.

Cada momento su mente recordaba el lindo rostro de Louis en el ataúd, el tenía un semblante sereno, como si se hubiese ido en paz, por un momento eso mantuvo con un poquito de ilusión a Harry, pero al recordar que jamás lo vería de nuevo, está se esfumaba. Su último adiós fue la situación más devastadora para Harry, podría decirse que ese fué el peor día de su vida. Mientras dos personas bajaban cuidadosamente el ataúd dentro de un gran hoyo de tierra, Harry aún no creía que el ser que más amaba estaba ahí, al caer en cuenta, no dudó en aventarse al ataúd, su elegante traje negro que su madre obligó a ponérselo se ensució al instante, Harry gritaba y su familia entendía su dolor, lo dejaron quedarse unos minutos abrazando la caja, dónde solo quedaban los restos de lo que algún día fué su gran amor, porque su alma se había quedado con el aún, Harry abrazaba la insignificante caja con todas sus fuerzas, imaginando que el cálido cuerpo de Louis descansaba en sus brazos.

Harry despertó de lo que normalmente hacía los últimos días, dormir. Volteó a su alrededor analizando por milésima vez su realidad, sonrió levemente con el semblante tembloroso al ver la foto enmarcada de el y Louis, cuya mesa estaba hecha un desastre, tazas con líquido a medias, analgésicos tirados y sus mismas cajas vacías.

Tocaron la puerta levemente, y sin anunciar, entró Anne.

-Harry, tienes que escucharme.-se sentó junto a él.-creo que necesitas ayuda profesional. No me lo tomes a mal, cariño, pero por favor, tienes que salir adelante, por ti y por Louis.-tomó la mano de Harry acariciándola suavemente.

Con la mirada cansada Harry volvió a acomodarse en su cama, ignorando lo que su mamá decía. No le importa superarlo, no podía y ni quería.

-¿Crees que algún día puedas superarlo?-preguntó la terapeuta cuyo consultorio era un entorno que hacía sentir a Harry en paz.

-No. Jamás.-soltó en seco.

La terapeuta anotaba algunas cosas en una pequeña libreta. Harry había ido por obligación de su madre, la entendía, entendía su preocupación, pero es que nadie entendía a Harry, la perdida de Louis lo partió en pedazos, pedazos que se desvanecieron en el aire dejándolo sin nada, dejándolo paralizado en un mundo lleno de actividad.

-Te propongo algo... -le sonrió - ¿Que te parece si le hacemos una carta a Louis?, Así podrás liberar esos sentimientos negativos que se han apoderado de ti.

Harry se quedó en silencio, no sabía si todavía estaba listo para expresar lo que sentía, porque no existían las palabras con tanto poder sentimental para describir su dolorosa situación.

La terapeuta le ofreció una pequeña libreta y un bolígrafo negro. Harry lo tomó de mala gana. Tardó unos minutos simplemente observando la libreta y sin acción alguna, pensaba en todo lo que sentía, y que le diría a Louis hubiera podido decirle algo antes de su adiós.

Querido Louis...

Con tan solo dos palabras, las lágrimas empezaron a salir de su rostro en montones humedeciendo su rostro. Las lágrimas adornaban la hoja, corrían de sus mejillas hacía está rápidamente.

No sabes cuánto te extraño, quisiera regresar el tiempo, quisiera ser yo el que está en ese ataúd, todo se convierte en un "quisiera" que jamás lograré cumplir, pero al ver tus fotografías, siento que estás conmigo, siento que me abrazas y me susurras al oído cuánto me amas, y amor, me has dejado en un abismo tan hondo y oscuro, el cuál está a miles de kilómetros de la realidad. Vivo en tu sueño día con día, vivo con la ilusión de algún día tenerte entre mis brazos otra vez, cómo solíamos hacer.

Por Siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora