capitulo 5

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Bendito alcohol.

Harry estaba acostado en su cama, con un inmenso dolor de cabeza, aún podía sentir el alcohol pasar por sus venas. Tapaba su rostro del sol con su fría cobija, se paró de mal humor y pronto recordó lo que había sucedido la noche anterior. Quería convencer a su mente que fué un simple sueño, o un efecto de la botella de whisky, pero está mañana había jurado ver a Louis en su cama, talló sus ojos y este desapareció.

No le tomó mucha importancia, porque si lo hacía sabía que se encerraría en aquel invencible tema para él, pero era imposible no pensar en el, aún usando el anillo.

Buscó que se pondría para asistir unas cuantas horas a su trabajo, ya tenía listo un pantalón acampanado blanco junto con una camiseta blanca y un saco blanco con botones dorados. Siempre agregaba algo que le diera otro toque que disminuya la formalidad pero se quede en un estilo ni tan casual ni tan formal, y este accesorio eran unos lentes rosados con transparencia, estos eran cuadrados y un poco grandes, pero sin duda, se veía increíble.

Tenía el rostro pálido y con ojeras notables, trataba de acomodar su cabello pero sus salvajes rizos lo detenían, esto daba resultado un cabello desordenado a la perfección.

Vió su reloj y ya no tenía tiempo de poner la cafetera, tendría que pasar al Beachwood Cafe rápidamente. Harry era amante del café, se convirtió en su mejor amigo en esos días de exámenes para la universidad, o cuándo su empresa tenía demasiado trabajo que se quedaba a altas horas de la madrugada a revisar múltiples contratos. Y el Beachwood Cafe era su lugar preferido, era tan cálido y acogedor, tal vez era por sus vibras hogareñas o por sus tantos recuerdos ahí, por la nolstalgia que derramaba junto a un café amargo y un biscocho que nunca se acababa.


-Buenos días, Harry.-dijo Isabella, su atractiva asistente -¿Se te ofrece algo?.

Harry negó con la cabeza y se fué directamente a su oficina.

Revisó algunos papeles que cerrarían un gran negocio, desde pequeño Harry soñaba con manejar la empresa de su padre; dueño de editoriales que sacaban libros muy exitosos que se han ganado la fama y el gran reconocimiento de la empresa de los Styles ahora dirigida por Harry.

Tocaron la puerta de su oficina, y antes de que Harry preguntará quién era Zayn entró.

El chico de tez morena le sonrió a Harry cerrando la puerta.

-Buenas tardes -exclamó dramáticamente.

-Zayn, cállate, no sabes cuánto me duele la cabeza.-decía mientras revisaba la docena de papeles.

Y es que, era la una con dos minutos de la tarde y tenía su boca con olor a café.

-Se nota.-se sentó en uno de los sillones de cuero que Harry tenía en su oficina-y no sé porque vienes a la empresa en sábado cuando tú eres el jefe. Podrías estar en tu cama aún dormido sin preocupaciones de a qué hora levantarte.-se acostó en el sillón mirando al techo.

Harry lo miró de mala gana.

-¿Y qué haría en mi casa?, Dormir profundamente soñando que soy un hada?-suspiró-no me gusta estar así.

-No te gusta estar solo, Harry.-soltó sin pensar.

Harry lo miró con ojos intimidates.

Pero una rubia alta entró a la oficina sin siquiera tocar.

-Hola chicos.-dijo la chica animada y con una cálida sonrisa en su rostro.

Harry le sonrió levemente. Y Zayn corrió a abrazarla.

-Hola, Tay.-dijo desde su escritorio.

-¿Tenemos reunión?-levantó sus cejas -porque les digo que ví a Isabella besándose con un hombre fortachon y cinco minutos después se vió con su novio.-soltó impaciente.

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