prólogo

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Seonghwa había llegado a su vida un día desafortunado llamado "primer día de clases un lunes", Hongjoong conocía perfectamente a sus compañeros como para saber que aquel chico de cabellos azabaches acompañado por una mujer de mediana edad era nuevo. A la hora de presentarse no había sido como los demás y se había levantado para ir al pizarrón y escribir con una tiza: Me llamo Park Seonghwa y tengo dieciséis años, a Hongjoong le había parecido raro y más porque no dejaba de temblar quizás por los nervios, Hongjoong tampoco entendía por qué Seonghwa no se había presentado como los demás hasta que escribió debajo de su nombre y su edad: no puedo hablar, espero que no les moleste y que podamos llevarnos bien, junto a una carita feliz ¿No podía hablar?

Recordaba perfectamente que en ese mismo momento Seonghwa había sufrido un ataque de pánico al tener todas las miradas sobre él y había tenido que salir por un momento afuera para relajarse junto a la mujer y la profesora que los acompañaba en ese momento, al volver al salón se veía mejor que cuando estuvo en la pizarra pero también se veía intranquilo, ese día quiso acercarse a Park pero no quiso molestarlo así que esperaría hasta el día siguiente, por su cabeza había pasado que quizás el chico sufría de algún trastorno como el autismo pero al hablar con él supo que no era así.

solamente es miedo escénico.

Escribió en un papel.

— ¿Y por qué no puedes hablar? ¿Eres mudo?—preguntó con curiosidad.

algo así.

Llevaban dos semanas hablando y quizás había logrado que Seonghwa le agarrara un poco de confianza como para responder esa pregunta en específico.

mamá dice que es por mi tdah.

— Lo siento, no sé qué es—le respondió algo desanimado, se tomaría el tiempo de investigar para conocer mejor a Seonghwa.

yo tampoco.

Hongjoong rió un poco y Seonghwa soltó una leve risa nasal sacando un pequeño origami de su mochila.

no me gusta escribir así que me comunico con esto, espero que no te moleste.

Hongjoong lo miró con curiosidad y sonrió con ternura cuando Seonghwa le mostró un comecocos de papel y lo desdobló para mostrarle lo que decía, tenía palabras como: hola, adiós, gracias, no me siento bien, te quiero, quiero irme. Eran cosas simples pero para Seonghwa eso bastaba para comunicarse y haría mil más para poder hablar con Hongjoong si así lo quería el más bajito.

— ¿Por qué usas un comecocos?

— Los movimientos lo ayudan a relajar el estrés y porque le parece divertido—explicó la mujer viendo como Seonghwa armaba de nuevo el origami, la mujer era la psicopedagoga que acompañaba a Seonghwa desde que tenía diez años.

— Ooh, es lindo—sonrió.

Hongjoong catalogaba el día en el que Seonghwa apareció en su vida como el mejor de su vida, realmente no se arrepentía de haber hablado con Seonghwa ese segundo día.

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