Capítulo 35 -/- Final

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Algunas semanas después:

Abrí los ojos poco a poco y el primer sonido que invadió mis oídos fue el del mar, las olas rompiendo y las aves cantando.

Me levanté de la cama en donde estaba, quedando sentada. Entonces vi la venda que tenía alrededor de mi muslo. La retiré levemente dejando ver solamente la cicatriz de aquella bala.

Examiné un poco la "habitación" en la que estaba, que era más como una tienda de campaña muy grande. Había una silla junto a una mesa con algunos instrumentos médicos, medicamentos y una pequeña cajita.

También había un especie de sofá con unas mantas perfectamente dobladas.

Intenté levantarme de la cama y al principio me costó hacerlo. Sentía que no podía mover mi pierna. Hasta que logré ponerme de pie.

Caminé lentamente hasta la mesa y abrí la cajita. Encontrándome con los dos frascos de mi sangre, la cura. Junto a los frascos estaba la pulsera que le había quitado a Newt.

Sonreí levemente y enseguida me la puse. Tomé uno de los dos frascos y lo miré unos segundos. ¿Debería deshacerme de ellos? ¿o los debería de guardar por si ocurriera alguna emergencia?

Suspire y tomé el otro para meterlos en la bolsa de mi pantalón. Caminé hacia la puerta de la tienda y finalmente salí.

Había muchas más tiendas como la mía y gente trabajando por todos lados. Conforme iba caminando por el lugar, para ver que es lo que habían construido mientras yo estuve durmiendo por no se cuánto tiempo, la mayoría de las personas se giraban para mirarme.

Hasta que escuché una voz conocida hablarme.

—Hart— lo miré y ambos sonreímos antes de abrazarnos.

—hola, shank—

—¿cómo te sientes?— me preguntó Minho separándose de mi

—como la mierda— le dije riendo —pero creo que empiezo a sentirme mejor—

—Amy— me habló Brenda y corrió hacia mi para abrazarme —no tienes idea de cuánto extrañé tu voz—

Los demás no tardaron en llegar a mi lado para abrazarme. Sartén, Vince, Frank, Jorge, Aris, Harriet y Sonia. Todos estaban conmigo, excepto una persona.

—¿dónde está Thomas?— les pregunté

—aún no ha despert...— comenzó a hablar Vince, pero fue interrumpido por alguien más.

—Amylia— oí su voz detrás de mi y de inmediato me giré hacia él. Sin dudarlo mucho ambos nos acercamos hasta unirnos en un abrazo.

Sin decir la sola palabra, solo con sentir la calidez de Thomas, supe que estaba en un lugar seguro.

Una extraña sensación recorrió mi cuerpo, y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Pero a pesar de eso, no pude evitar sonreír.

—hey, Amy ¿estás bien?— me preguntó separándose ligeramente de mi para mirarme, poniendo sus manos en mis mejillas.

—lo logramos— le dije —y te amo como no tienes idea, Thomas—

—Amy, no recuerdo con claridad si fuiste mi pasado, o si serás mi futuro, pero si de algo estoy seguro, es que eres mi presente y no te imaginas lo mucho que lo amo— me dijo sonriendo sin dejar de mirarme a los ojos.

Sonreí y sin esperar más tiempo uní mis labios con los suyos. Escuchamos los aplausos de todos alrededor de nosotros, pero a pesar de eso, tuve la sensación de que solo existimos él y yo.

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—hemos llegado muy lejos juntos, mucha gente ha sacrificado tanto para que este lugar sea posible, sus amigos y sus familias, brindo por los que no pudieron estar aquí, por los amigos que perdimos— habló Vince levantando su vaso al aire. Todos imitamos su acción. —este lugar es para ustedes, para todos nosotros, pero esto— señaló una enorme piedra —esto es por ellos, así que, a su tiempo, de la forma que quieran, vengan a hacer las paces y bienvenidos al refugio seguro—

Todos aplaudimos y gritamos muy felices por el discurso que nos acababa de dar Vince.

Después de un rato decidí acercarme a la piedra, en la que ya habían algunos nombres conocidos tallados. Alby, Chuck, Winston, Zart, Jeff, George, Teresa.

—toma— me habló Thomas extendiéndome una pequeña barra de metal para tallar en la piedra.

Sonia se acercó a donde estábamos nosotros y me sonrió levemente.

—¿puedo ayudarles?—

—por supuesto, hermana— le dije sonriendo. Y entre los tres tallamos el nombre de Newt.

—ojalá hubiera tenido más tiempo para conocerlo mejor— dijo Sonia tomando mi mano

—fue el primer chico que vi cuando llegué al laberinto, no recordaba nada ni a nadie, pero sabía que podía confiar en él— les dije y miré a Sonia —lo hubieras amado tanto como yo—

—lamento mucho no haber pasado el tiempo suficiente con él, pero creeme que no cometeré el mismo error contigo, Amy—

Ambas sonreímos y nos abrazamos un largo rato.

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Algunas horas después, Thomas y yo nos alejamos de todos y del campamento. Fuimos a un sitio donde solo oíamos las olas del mar y las hojas de las palmeras moverse.

Nos sentamos en la arena, cerca de unas piedras y fue entonces cuando saqué los frascos con la cura de mi bolsillo. No tardó mucho en mirarlos.

—estaban en una cajita en mi tienda de campaña cuando desperté— le dije dándole uno de los dos frascos —¿qué hacemos con ellos?—

—es tu decisión, Amy— me dijo —esto solo te pertenece a ti—

—tal vez sea mi sangre, pero no deja de ser un resultado de mezclarla con la tuya— dije mirándolo —creo que...tal vez debería seguir intentando fabricar una vacuna con esto, tirarlo sería un desperdicio totalmente innecesario—

—¿quieres pasar el resto de tu vida intentando fabricar la cura?—

—les prometí a Teresa y a Ava que no descansaría hasta encontrarla— lo miré —pero no quiero pasar toda mi vida haciendo eso, de lo que estoy segura es que al menos tengo que intentarlo—

Me miró fijamente y sonrió. Sin decir una sola palabra se inclinó hacia mi y me besó. No tardé en seguirle el beso sentándome a horcajadas de él.

—contigo es con quien quiero pasar el resto de mi vida— le dije poniendo mis manos en sus mejillas, mirándolo fijamente. —te amo, Thomas—

—y yo te amo a ti, Amylia— me sonrió antes de volver a besarme.

Con el sol metiéndose por el horizonte y la esperanza de que todo lo bueno ahora estaba por venir. Thomas y yo unimos nuestras almas y nuestras vidas, formando una sola.

Una que estaba segura iba a durar para siempre.

Lost in The Maze // ThomasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora