Lost in The Maze // Thomas

Capítulo 32

—no te desgastes, Teresa— oímos la voz de Janson detrás de nosotros. Estaba apuntandonos con un arma —ambos tomaron su decisión hace mucho tiempo—

Enseguida Newt, Thomas y yo le apuntamos con nuestras armas a él.

—¡Suelten sus armas!— nos gritó un guardia que venía junto con más hacia donde estábamos.

No lo pensé mucho y tomé de rehén a Teresa, poniéndole mi pistola directo en su cabeza.

—¡Atrás! ¡Todos aléjense!— les grité

—Amylia, vamos, soy yo— me habló Janson —te conozco desde que eras una niña, no vas a dispararle—

—¿de verdad lo crees?— le dije —no me conoces en lo absoluto, Janson—

—bien, entonces hazlo, dispárale— dijo sonriendo mientras bajaba su arma —dispárale—

Miré por unos segundos a Teresa. Pero rápidamente mi vista se posó en una pequeña palanca que cerraba la puerta por la íbamos a pasar. Sentí mi respiración acelerarse.

Antes de perder más tiempo, solté a Teresa y me giré para empujar a Thomas y Newt y de inmediato jalar la palanca, logrando así cerrar la puerta. Dejando a los chicos a salvo para que pudieran ir por Minho y Frank.

—¡Amy!— me gritó Thomas

—estaré bien, los veré pronto— les dije —a los cuatro—

Thomas puso su mano en la puerta de cristal y puse la mía junto a la de él

—te veré pronto— me dijo y se fue corriendo junto con Newt. Me giré de nuevo hacia los demás

—hiciste mi trabajo mucho más fácil— habló Janson sonriendo mientras volvía a apuntarme con su arma

—la necesito viva— dijo Teresa poniéndose frente a mi

Janson nos miró algo confundido y después pareció darse cuenta del porque de lo que habia dicho Teresa y sonrió levemente.

—iré a buscarlas cuando termine con Thomas— dijo él y comenzó a correr junto con los demás guardias.

Teresa me miró y tomó mi mano, dándole un ligero apretón.

—gracias por esto—

—no lo hice por ti—

—lo sé, pero si lo logramos, vas a salvar al mundo—.

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Había un caos por todos lados, pero logramos llegar hasta el laboratorio donde trabajaba Teresa.

Enseguida empezó a sacar todos sus instrumentos de laboratorio.

—¿quieres ayudarme?— me preguntó

—no sé como usar nada de esto—

—de hecho, sí— sonrió —puedo devolverte tus recuerdos, no tardará mucho, sé como me lo hicieron a mi, puedo hacerlo mucho más rápido— volvió a acercarse a mi —será como sacarte otro sensor—

—bien— dije mirándola —hazlo—

—solo hay un detalle— me dijo —perderás la capacidad de hablar por telepatía—

—¿qué?—

—sí, me di cuenta de eso unos días después de que me devolvieron mis recuerdos— me dijo algo triste —lo intenté y vi que era en vano, había perdido esa habilidad—

—ya no me digas nada más, solo hazlo, que sea rápido, por favor—

—bien, acuestate en la camilla— hice lo que me pidió y después de unos segundos se acercó a mi con una inyección —intenta pensar en algo lindo, cuando abras los ojos, todo lo que creías conocer, va a cambiar—