Gals' Love [BaekYeol/ChanBaek]

Friends-to-enemies trip

Después de tantos procesos burocráticos que a BaekHee le parecían una estupidez igual que una pesadilla, finalmente el día en el que concluyera todo había llegado: estaba a punto de hacer su examen para obtener el grado de maestra (oficial) de taekwondo.

Sí, ya sé, ya sé, hace mucho tiempo ya habíamos hablado de eso. Era sorprendente que hasta ahora hubiéramos arrastrado esa situación, ¿no? Bueno, antes de que muchas cosas pasaran en la vida de las chicas (que BaekHee recibiera el anillo de promesa de ChanMi, que luego ella se le propusiera, que sus amigos se interesaran por sus amigas, que unas se pelearan y otras se reconciliaran, que la gente funara a BaekHee como la peor rata en las redes sociales–ah, no, esperen, a eso aún no hemos llegado, ¿verdad?), BaekHee había tenido esta pequeña situación que atender para continuar haciendo lo que más le gustaba.

Eso nada tenía que ver con su escuela, por algo tan pronto le dijeron que fuera del jueves al sábado en pleno semestre de verano a un curso para conseguir su título de maestra, no se preocupó por darse por perdida y excusarse en todas sus cosas.

Antes de que el desastre mundial de la pandemia iniciara, sin decirle a ChanMi por qué exactamente se iba a Mokpo por tres días–en su intento por ocultar la preocupación y vergüenza que le daba no tener bien lo de su trabajo porque le faltaban esos malditos papeles–, inventó cualquier justificación para salirse con la suya.

Claro que a la universidad no le importaba si no iba en tres días. Si ella desaparecía por casi todo el fin de semana, con ChanMi era otra cosa.

"¿Es realmente necesario que lo acompañes?" Por eso ahí estaba, cuando decidió hacer sus maletas y decirle a su morrita oye, me compré un boleto de ida y vuelta a esta ciudad, ¿no te importa si me voy unos días y te dejo aquí en la casa?, la escuchaba sentada en su cama ya con su pijama tipo bóxer y ese chongo súper alzado que casi le pegaba en la frente. El calor estaba cayendo infernal en ese año, y para la temperatura corporal de ChanMi no debería ser raro que así la viera, pero a BaekHee le gustaba siempre volverlo a mencionar porque ¿ya había dicho lo mucho que le gustaba? Sobre todo, cuando traía menos ropa... Ejem, a lo que iba. ChanMi le dijo: "O sea, sé que está medio tonto, pero no pienso que él se pierda si va en camión solo aún hasta allá."

"Tampoco pienso que lo haga, pero..." suspiró, y al ver a su novia tras cerrar su maleta, recorrió su propio mechón que había caído flojo de su cola malhecha–estúpido cabello largo, algún día lo iba a cortar de la desesperación (spoiler alert: eso ya pasó)–, mantuvo la distancia entre ellas porque como que a BaekHee no le gustaba estar tan cerca de ChanMi cuando le mentía. Oh, sí, ahí iba la mentira, con la que se había encubierto para irse en ese viaje sin decirle lo que pasaba en su vida laboral ya que según ella era mejor. Mucho dependía de si le iba a contar o no: si no salía bien de ese examen y perdía su trabajo, seguro le diría; no podría ocultar que estaba desempleada y algunos gastos en la casa se le iban a reducir en lo que encontraba algo más; y si salía bien y conseguía regresar a su trabajo..., bueno, igual le diría la verdad para celebrar con ella. Seguro ChanMi entendería que le dijera todo eso, la conocía, era así de complicada a veces. Y sí, obvio se iba a molestar, pero ya entendería ese orgullo sin tratar para reclamarle muchas cosas. "SeHun necesita que lo acompañe igual. Dice que es algo importante, y no quiere irse solo en esto."

"¿Qué puede ser tan importante en su familia para que lo manden hasta Mokpo? Creí que su mamá y hermano vivían más al este, no entiendo a qué reuniones lo llaman para que tú lo acompañes."

"Qué te puedo decir, ChanMi, a veces una hace cosas locas por sus amistades, ¿no?" Concluyó en ese claro detalle de no darle más para refunfuñar.

Sabía que a ChanMi no le gustaba por el mero hecho de que la iba a dejar solita en ese fin de semana. Pero estaba bien, igual ella estaría ocupada en su trabajo. Y al recompensarle esa noche con besitos, abrazos, hasta cosquillas para quitarle ese gesto ceñudo en la cara y olvidar el mal trago de su partida (entre hacerla olvidar porque no tenía la mejor excusa elaborada para responder todas sus preguntas sobre su mentira), se fue la siguiente mañana directo a la central camionera para tomarse el viaje.