Esperanza

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Seguimos por donde encontramos un pequeño camino. El camino se volvió más angosto y tuve que caminar detrás de ella.

Me choqué contra su cuerpo, levanté la mirada y miré en la dirección en la que su mirada estaba puesta: adelante había una casa hecha de madera, ahí terminaba el camino. La esperanza de salir de aquí se convirtió en un lugar para poder descansar, si teníamos suerte podríamos encontrar comida y agua.

-No puede ser- dijo ella.

Prácticamente corrió hasta la puerta de la casa, intentó abrirla, pero estaba cerrada. Luego miró las ventanas.

-Tendremos que romper una ventana para entrar- agarró una piedra, la lanzó en dirección a la ventana y un fuerte ruido se hizo presente haciendo asustar al cachorro.

-Listo- se acercó a ver bien la ventana, los bordes todavía tenían pedazos de vidrio roto sujetos al marco, pasó su dedo por el pedazo de vidrio.

-¡Hürrem!- la reté -No hagas eso, te puedes cortar.

-Lo siento- se disculpó -¿Crees que lleguemos a la puerta?

Ambas miramos la distancia entre la ventana y la puerta, ni aunque nos apoyáramos en el marco de la ventana llegaríamos a la puerta.

-Entraré por la ventana.

-¿Qué?- la miré.

-Sí, voy a entrar por la ventana.

-No, Hürrem, te vas a lastimar, no quiero que te hagas daño.

Ella me miró y sonrió.

-No te preocupes, no me haré nada.

Con la piedra que tenía en la mano empezó a quitar los pedazos de vidrio que quedaron y después levantó un poco su vestido para poder entrar. Se trepó y en unos segundos ya estaba dentro, me sorprendí por la rapidez con la que entró.

-Ves, no me hice nada- rió.

Caminó hasta la puerta y me abrió, entré y dejé al cachorro en el suelo mientras que Hürrem empezaba a examinar la casa.

-¿Tienes sed, bebé?- le pregunté al perrito, sabía que no me contestaría, pero igual. Agarré el agua y le di de tomar.

Hürrem llegó con una sonrisa y se acercó a mí.

-¡¡Mahidevran!! ¡Encontré comida!

Sonreí, me encantaba cuando se comportaba como una niña chiquita.

-Está bien, si quieres sírvela, iré con el cachorro a buscar una habitación, de paso lo haré dormir.

Ella asintió y caminé por la casa. A unos pocos metros encontré una habitación, y más allá de esa había otra más, entré en la que había encontrado primero y la examiné: era algo grande, habían muchas cosas y tenía una cama algo pequeña.

Me senté en la cama, tal vez no era el colchón más cómodo del mundo, pero era lo que había. Dejé al cachorro a mi lado y me acosté un momento, empecé a acariciarlo y poco a poco sentí que me estaba durmiendo. Mis ojos ya se estaban cerrando, iba a aprovechar porque no había dormido nada, ahí noté lo cansada que estaba y aprovecharía para dormir aunque sea unos minutos.

M: 17/05/24

Enamorada de EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora