Fin

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Pasaron los días. Una tarde estaba en el jardín con la madre sultana, Hatice, los niños, Hürrem y Gülfem, pasando una linda tarde mientras hablábamos de muchas cosas.

Yo sólo podía mirar a Hürrem y pensar en que tenía que dejar de amarla así, o este secreto me llevaría a la tumba.

Pero es que la verdad... no puedo... Cada vez que la miro pienso en lo mucho que la amo, en cómo una sola mirada de ella puede hacer que todos mis sentidos se nublen. Es tanto lo que ella causa dentro de mí que tengo miedo que si en algún momento llego a confesarme, pueda perder su confianza, la cual me he ganado estos días.

-Hatice, Gülfem, acompáñenme un momento, ¿ustedes no quieren venir?- nos preguntó la madre sultana.

-No, sultana. Nos quedaremos con los niños un rato más- dijo Hürrem.

-Está bien- fueron al palacio.

Hürrem me miró.

-Mahidevran, ¿quieres ir a caminar un rato?

-Está bien- dije. 

Nos levantamos y les dijimos a las criadas que cuidaran de los niños.

Caminamos por el jardín, estábamos calladas hasta que nos alejamos y Hürrem habló.

-Mahidevran... el día que nos encontraron me dijiste que querías decirme algo...

Mi corazón comenzó a latir fuertemente, me estaba poniendo muy nerviosa y creo que ella lo notó.

-¿En serio? No recuerdo- la evadí.

-Vamos, Mahidevran. Dímelo, sabes que soy de confianza- me sonrió.

Respiré hondo, era mi momento, era el momento de saber si ella me correspondía o sólo me veía como una amiga.

La miré.

-Yo... me he enamorado.

-¿En serio? ¿Quieres decirme quién es?

-Pero siento que esa persona no me quiere como yo la quiero.

-Claro que sí, eres muy fácil de querer- sonrió nuevamente.

Mi corazón empezó a latir fuertemente al escucharla decir eso. ¿Será qué pueda tener una oportunidad?

-Ya, dime quién es, por favor- me miró suplicante.

Me acerqué un poco a ella y la miré fijamente.

-Eres tú- solté sin más y tomé su mano -Eres tú de quien estoy enamorada, eres tú la que está en mi cabeza todo el tiempo. Tú eres la dueña de mis pensamientos y de mi corazón... sé que lo que te estoy diciendo ahora es raro, pero te lo tenía que decir... este secreto me estaba matando por dentro y quise confesarme... y entiendo si no sientes nada por mí, sólo quería decírtelo...

Ella se quedó callada. Bajé la mirada, seguro que lo que le dije la hizo enojar. Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas y tuve que soltar su mano.

-Mahidevran... ¿qué pasó? ¿Por qué lloras?

-Lo siento, no quise hacerte enojar. Mejor me voy- me di vuelta para irme.

Agarró mi brazo e hizo que la mirara.

-No me hiciste enojar, ¿por qué me enojaría contigo?- limpió mis lágrimas.

-Por lo que dije...

-No me enojé por eso... al contrario, también estoy enamorada de ti, y estoy feliz al saber que tú también de mí...

La miré fijamente y una lágrima de felicidad bajó por mi mejilla, sonreí y ella acarició mi mejilla. Con su mano libre me agarró de la cintura, yo puse una mano en su hombro; se acercó lentamente hasta unir nuestros labios en un beso lento y apasionado, el cual transmitía todo lo que sentíamos la una por la otra. Sin duda, ese fue el mejor beso de mi vida...

Fin.

Bueno, espero que les haya gustado esta pequeña historia.
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Los quiero. <3

M: 18/05/24

Enamorada de EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora