Una terrorífica costumbre.
Caminaba rumbo al lugar donde quedamos Alan y yo. Desde siempre nos veíamos ahí, se que el quería llevarme a otra cosa, pero no es algo que iba a conseguir fácil, menos ahora.
En todo el trayecto solo iba sacando conclusiones sobre él y a lo único que podía llegar era que el no pudo venir de otro lugar que no sea el infierno. Y es que a pesar de que solo era un miembro, se sentía todo su ambiente, cómo si lo trajera con él.
Desde unos metros pude divisar a Alan. Vestía de una chaqueta azul con un jean negro. Al verme enderezó su cuerpo y sacudió sus pantalones. Rodee los ojos y aceleré el paso.
—Pense que no vendrías.— confesó y lo ignoré, pasando por su lado y entrando al lugar.
De hecho era una casa de dos habitaciones que sus padres no pudieron vender, entonces Alan se apropió de ella sin que ellos se fueran cuenta y se volvió un lugar para vernos, por así decirlo.
Adentro en la pequeña sala pude ver una mesa con un mantel y velas. Fruncí el seño en el momento que empecé a examinar el lugar. Era extraño, Alan siempre que hacía una cagada se disculpaba....bueno, no se disculpaba exactamente, solo se ponía más empalagoso y fingía que todo estaba bien.
—¿Qué es esto?— pregunté, mientras rodeaba cautelosa el lugar.
—Esto es para tí— emitió, acercándose cada vez más hacía mí.
—Manten tu distancia— le advertí, haciendo que el parará en seco y su sonrisa se borrara poco a poco.
Lo había pensado mucho, Cam tenía razón. Todo esto entre Alan y yo era algo que simplemente no funcionaba pero los dos lo ignorabamos. Además tenía que estar consentrada en esto que estaba pasando.
—Sientate, preparé una cena— dijo, caminando hacia la cocina que, de hecho, estaba al lado de la sala.
—¿Tú preparaste la cena?— inquirí sorprendida, mientras me sentaba.
—Así es— fué lo único que respondió.
No quise seguir preguntando nada. Observe el centro de la mesa, solo tenía dos velas y una flor de plástico en un vaso de vidrio, este era Alan en un intento de ser romántico. Si estuviese ciegamente enamorada me hubiese encantado, pero falló.
De pronto él apreció en mi mente de nuevo. Y es que no podía evitarlo, todo lo que hizo no fue algo que pudiera olvidar así de repente. Su nombre, su nombre era lo que me llamaba la atención. Era lo único que no me causaba miedo, sino intriga.....
—Evíl — musite.
Era extraño, incluso podía admitir que me gustaba pronunciar su nombre. Es como si a pesar de lo terrorífico que fuera, tuviera que acostumbrarme a verlo, porque el no me dejaría en paz.
Desvíe mi vista hacía el frente, me quedé congelada en el momento que ví sus ojos negros y su sonrisa ladina que me causaba terror.
"No te asustes cuando regrese"
Eso fué lo que el me dijo, pero no lo conseguí. A pesar que yo misma dije que tenía que acostumbrarme a verlo, no se me iba a ser nada fácil. Su presencia hacía que yo temblará siempre y que el corazón vaya a un millón por segundo.
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SKYFALL
RandomTemido por la raza de los demonios debido a su monumental fuerza, Evíl se metió en los planes de su padre y el lo castigó con un hechizo que le otorgaba el poder de la oscuridad, pero eliminaba la belleza de todo lo que lo rodeaba y por su puesto, s...