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Gotas de sudor bajaban de sus mejillas, estaba exhausto. El entrenamiento en esa máquina que creo la terrícola de pelo azul funcionaba bien.

Quería ser más fuerte, mucho más fuerte que ella.

Karot

Su mayor rival y la última saiyayin femenina con vida. Nada más hace unos momentos se había topado con esa mujer de corazón puro. Le molestaba la manera en que ella siempre que lo veía invadía su espacio personal y lo llamaba por ese ridículo apodo.

Geta

Era el príncipe de los saiyayin, su destino era gobernar sobre su gente y convertirse en rey. Sino fuera porque Freezer destruyo su planeta no tendría que estar lidiando con esa mujer de clase baja, que por si fuera poco siempre lo superaba.

Pensar en ella era aún más molesto. Karot, una saiyayin de clase baja que logro convertirse en súper saiyayin antes que él. Y lo trataba con absurda familiaridad llamándolo amigo. Pelear contra ella era al menos satisfactorio. Ya que nadie más le llegaba a su nivel, todos eran débiles.

La voz de la terrícola sonó y frunció el ceño. Había cometido el error de haberse acostado con ella y había quedado embarazada. Creyó que podía ocultarlo pero se enteró. Y eso no le gustó nada, puede que se la haya cogido pero no estaba dispuesto a engendrar a un mestizo por lo que se deshizo de él a escondidas de la terrícola, seguramente se acaba de dar cuenta que fue él quien causo su aborto.

Estúpida mujer, tan solo fue un desahogo. No la tomaría como compañera ni mucho menos seria la madre de sus cachorros.

No era como la tonta de Karot que se había dejado embarazar de un terrícola dando a luz a un mestizo. Ese mestizo era fuerte, odiaba decirlo pero era asi, pero era una decepción como saiyayin. Solo porque llevaba la sangre de su madre, de una guerrera no era tan inútil.

Todavía no entiende como Karot siguió con el embarazo. Peor cuando la concepción de ese mocoso surgió de una violación a Karot. Esa mujer era demasiado buena para perdonar y sonreír a pesar de todo.

Jamás se lo diría a nadie, pero hace tiempo había encontrado al insecto que toco y abuso de Karot. Disfruto torturar a ese maldito insecto, Karot era la alma pura, él no. Sería un fracaso como saiyayin si dejara impone al bastardo que se aprovechó de la ingenuidad de su rival.

Karot era una ingenua e inocente, no entiende cómo es que aun asi ella siempre lo superaba y se hacía más fuerte. Está harto de que siempre ella fuera mejor que él, pero lo peor era la forma ella lo trataba. Siempre con esa sonrisa idiota en su rostro y que se pegara a él como plaga.

Abandono enseguida la máquina y se fue de la casa de esa mujer, no tenía sentido quedarse ahí donde seguramente esa mujer armaría un escándalo. Estaba seguro que no aguantaría los gritos de esa insoportable mujer y la mataría.

Pero no podía simplemente hacerlo ya que si lo hacia Karot se molestaría por haber matado a la terrícola que era su amiga.

De nuevo esos pensamientos...No entendía porque demonios siempre le venía a la cabeza Karot.

Debía sacarla

Si tan solo todo fuera diferente

Fue ahí donde se le ocurrió una idea. Una que sin duda acabaría con todos su problemas.

Espero a que fuera de noche y volvió a la corporación capsula donde entro sin siquiera molestarse en la seguridad y robo las esferas del dragón. Había un deseo que pedir. Y cualquier deseo era mejor que los estúpidos deseos de terrícola que pedía al dragón mantenerse joven.

Tsk, los terrícolas envejecían muy rápido. Los saiyayin no. Karot y él mantendría su juventud por más tiempo, eran puros. El mocoso de Karot quizás envejezca también menos pero no tanto como ellos que eran de sangre pura.

De nuevo ella

Debía pedir su deseo cuanto antes

Se alejó por varios kilómetros, y sin nadie alrededor invoco a shenlong. El dragón como siempre pidió que le dijera cuales eran sus deseos.

Al fin todo cambiaria

El deseo correcto FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora