"Bien, es hora de salir de esta mierda" Se dijo a si mismo antes de entrar a la lujosa vivienda. Yeonjun no tenía mal gusto para ser un cabrón degenerado. Por dentro, la casa era enorme de lo que se podría apreciar desde fuera. Los muebles en forma de L lucían finos con una gran chimenea a su frente y un televisor sobre esta. Tenía que admitir que dentro de todas las cosas que la casa tenía, lo que más llamó su atención fue dos grandes puertas de cristal que por lo visto daban acceso a una gran terraza, Beomgyu observó todo ese hermoso panorama y dedujo que a veces, el infierno puede lucir hermoso. Después de la terraza, había un gran patio en el cual una enorme piscina recibía las gotas del cielo. El lugar era realmente hermoso.
—¿Te gusta? —La profunda voz de Yeonjun sacó al pequeño castaño de su apreciación. Ni siquiera se dio vuelta para mirarlo, más solo se cruzó de brazos volviendo la fijación de sus ojos al panorama.
—No puedo creer que compraras esta casa solo para regodearte en que me follaste—Aquello salió con cierta pizca de vergüenza. Decirlo en voz alta no era lo mismo que pensarlo.
—Quien puede, puede. No solo la compré por eso, piensa un poco a futuro Beomgyu.
Esas palabras si lograron que el ojiazul le diera la cara al rizado ¿Pensar a futuro? ¿Qué jodido futuro? Y al parecer la expresión en su rostro fue tan notoria que Yeonjun tuvo que reír.
—¿A qué te refieres con eso? —Preguntó el joven.
—Bueno, lo obvio ¿No?—Se pavoneó con suma elegancia—. Algún día encontraré una puta tan buena que quizás lo haga o la haga mi cónyuge, después vendrán esas cosas pequeñas y ruidosas; luego necesitaré un lugar donde pueda ser yo y estar con mis putas mientras los niños están en casa cuidados por la persona que sea mi cónyuge. No llevo putas a casa ¿O por qué crees que te traje aquí?
Y sí aquello dolió con cojones, definitivamente, no se lo haría saber. ¿Puta? Tal vez, ¿Por obligación? Definitivamente y él cínico aquel lo sabía.
Al darle la espalda lo próximo que sintió fueron los grandes brazos de Yeonjun rodear su delgada cintura de una manera tan autoritaria, fuerte. La caliente respiración del empresario reposaba detrás de la oreja del pequeño ojiazul, quien luchó contra su terquedad para no quitarle las manos de encima, apretó los puños y cerró los ojos.
—No entiendo porqué te casaste con Soobin— Sus manos traviesas se metieron dentro de la playera media holgada de Beomgyu, acariciando cada espacio de la piel de sus pequeñas caderas—No entiendo Beomgyu... ¿Cómo puedes amar a dos hombres a la vez?
A Beomgyu casi se le salen los ojos de sus cuencos por abrirlos tanto, estaba atónito. Su única reacción fue voltear para mirar a Yeonjun como si este estuviera loco o fuera un extraterrestre ¿Enamorado de él? ¿Acaso Yeonjun alucinaba o había tomado algún fármaco ilegal?
—¿Qué porquerías dices? —Se alejó varios pasos de Yeonjun—Yo no te amo, nunca lo he hecho y tampoco lo haré. Esto solo es un negocio, Yeonjun. No confundas las cosas.
La risa de Yeonjun le hizo saber que no le creía nada pero estaba bien, ya que era hora de destapar la botella de las verdades.
—Recuerdas la clase de ciencias, creo que ahí fue cuando le empezaste a interesar a Soobin y te hacías el difícil, pequeña zorra—. Agarró con descaro la cintura de Beomgyu, pegando su cuerpo contra el suyo hasta que sus entrepiernas estuvieron juntas y Beomgyu pudo sentir la prominente erección de Yeonjun contra su pelvis. Eso consiguió que el corazón del más pequeño latiera fuerte—. Recuerdo como Soobin se emocionó pensando que te gustaba porque no dejabas de mirarlo, cuando la realidad era otra —. Un beso casto cayó sobre los labios de Beomgyu, quien miraba a Yeonjun de una forma indescifrable—La realidad era que me mirabas a mi, Beomgyu.
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𝙀𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙡𝙖𝙘𝙚𝙧 | YeonGyu
FanficKim Yeonjun: hermoso empresario multimillonario, dueño de todo Londres; dueño de todo. Su mejor amigo, Choi Soobin, cae en banca rota y necesita dinero con urgencia. Yeonjun le ofrece un trato. Soobin y su maravilloso esposo, Sung Beomgyu, reciben...