Capítulo 9.

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Mes 1

Ese mes había pasado tan rápido. Era un opaco final de Octubre, las hojas de los arboles yacían en el suelo vueltas de un color marron, otras de un naranja apagado y Beomgyu debía admitir que sin lugar a dudas Otoño era su estación del año favorita. Su mes había sido toda una locura. Reuniónes con inversionistas, eventos, y más reuniones. Lo cierto era que levantar una empresa prácticamente desde cero no era trabajo para un solo, por lo que Beomgyu debió involucrarse a fondo en todo el asunto.

No había vuelto a dirigirle la palabra a Harry desde aquel día que salió de su oficina con una promesa a rastras, aún no se olvidaba de ella. Si, lo vio en algunos eventos y una que otra reunión, sino era que iba a visitar a Soobin a la casa. Por desgracia no podía echarlo aunque ganas no le faltaban.

Tampoco había vuelto a ver a Bible para sus exámenes, no le interesaba saber la verdad. Lo que debía ser será. Y le restaba un peso que ese mes no había tenido ningún síntoma que le diera un indició de que estuviese embarazado. Ni nauseas, ni mareos, y seguía comiendo las mismas cosas. Nada que le repugnara, a excepción de Yeonjun, como era lo típico en los primeros meses de embarazo. Así que estuvo tranquilo, a pesar de las insistentes llamadas del médico irlandés para que asistiera a consulta.

Ese día debería olvidarse de todos los problemas que pudiesen atormentarlo porque tenía un evento muy importante; era la reinauguración de la empresa de su marido, un evento al cual muchos magnates estaban más que cordialmente invitados. Se había hablado de el por cada medio de comunicación en la ciudad. Beomgyu fue el encargado de que todo quedara impecable. Buenos vinos, exquisita champán, al nivel de la elite.

La joven pareja desayunaba felizmente en el jardín de su hermoso hogar. Beomgyu decidió que era una mañana hermosa para desaprovecharla no desayunando en su pulcro jardín. Soobin terminaba de contar una historia sobre algo que le pasó cuando era niño mientras su esposo reía a carcajadas.

Cielos ¿Acaso se le podía pedir más a la vida? Sería malagradecido si se quejaba por el asombroso esposo que tenía y el armonioso hogar que formaron juntos.

—¡Soobin, basta! —. Gritó, tratando de hacer que su marido se callara. No podía para de reír con su historia.

—No te burles de mi, Beomgyu—. Hizo un puchero.—Tenía tan solo 12 años.

—¿Es que, quién confunde un preservativo con goma de mascar?—Dijo entre risas, sus ojos lagrimeaban debido a la falta de aire.

—¡Yo! Y en mi defensa, era un niño.—Le lanzó un trozo de pan a la cara de su marido. Enserio amaba la risa de Beomgyu.

—Uno muy estúpido—. Respondió Beomgyu, devolviéndole el trozo de pan.

Soobin atrapó el trozo de pan con su mano. Se detuvo a admirar a su marido con la sonrisa más resplandeciente, y esos ojos azules inundados de pura bondad. No se cansaría de repetirse toda la vida la suerte que tuvo y agradecer a los cielos por tan maravilloso regalo. Beomgyu era una de las personas más nobles que hayan pisado la faz de la tierra, y Soobin tuvo la bendición de convertirlo en su compañero de por vida.6

—¿Por qué me miras así? —Preguntó el chico.

—¿Por qué no te he hecho el amor en un mes? —.Lanzó de vuelta. Logrando que Beomgyu se sonrojara.

2 años de matrimonio y las mejillas Beomgyu se sonrojan como cuando eran novios.

—Hemos estado muy ocupados para eso. llegamos muertos y solo nos dormimos—.Tomó las manos de Soobin entre las suyas.— Además, tienes toda una vida para hacerme tuyo cuantas veces quieras, mi amor.—Aquello sonó más pícaro que romántico.

𝙀𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙡𝙖𝙘𝙚𝙧 | YeonGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora