Capítulo 17.

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Mes 9: Part II

Flashback...

El frío de la habitación lo había sacado de sus sueños, el mismo frío que se caló por su cuerpo desnudo envuelto entre sábanas de seda. Sus ojos azules enfocaron el reloj digital sobre la mesa de noche que marcaba las 3:20 A.M ¿Todavía no había terminado esa pesadilla?, Púes no. Volteó a ver el lado de la cama que ahora estaba vacío; tuvo ese instinto de buscar por la habitación el cuerpo que espero ver a su lado. Las puertas que daban al balcón estaban abiertas, de pronto el olor a cigarro llegó a su olfato, Yeonjun fumaba en plena madrugada y el frío de la noche se metía a la habitación.

Beomgyu buscó algo con que cubrir su magullado cuerpo. Lo que encontró fue una de las camisas de Yeonjun, bueno, podía usarla solo para ir a decirle al imbécil que cerrara las malditas puertas del balcón ya que lo gélido no le dejaba dormir. Se la colocó y no se molestó en mirarse, se sentía asqueado y no le interesaba, era solo una jodida camisa. Caminó hasta la entrada del balcón para encontrar a un Yeonjun apoyado en el barandal, observando detenidamente la niebla que se formó en el lago, el cigarro a medio consumir entre sus dedos le complementaban una imagen de tranquilidad, como sí aquel hombre no fuera el mismísimo demonio. Dio un paso adelante y ¡Joder! el frío era peor afuera.

¿Te molestaría cerrar las puertas? —Exigió.—Te puedes quedar fuera, no importa.

Yeonjun sonrió; aplastó el cigarrillo contra en cenicero. No tenía deseos de pelear con Beomgyu, no después de, incluso sí este tuviera siempre los guantes de pelea cuando se trataba de Yeonjun. Se dió vuelta para encararlo, sin embargo, su mente no idealizó la imagen tan preciosa que tendría de frente: Beomgyu envuelto en una de sus camisas, con el pelo despeinado y sus piernas blancas marcadas por sus manos. Una sonrisa descarada se le dibujó en el rostro; regodeándose en que él había follado esas anchas caderas, y esas hermosas piernas estuvieron abiertas para él. Y que esos labios obscenos gritaron su nombre en bajos susurros aún cuando el pequeño le rogaba a su mente que no lo traicionara.

—Te queda muy bien.—Elogió al castaño.

Beomgyu se abrazó así mísmo, sintiéndose intimidado por la mirada tan helada y siniestra sobre él. Esos ojos verdes lo inspeccionaban con hambre voraz.

—No sabía que era tuya.—Se excusó.

El mayor rió:—Claro que lo sabias, tu me la quitaste.

—Vas a cerrar las puertas; son las 3 de la madrugada y quiero dormir.—Demandó.

Yeonjun no dijo nada; de un jalón, acorraló al pequeño contra el barandal del balcón. Sus grandes manos se posaron la pequeña cintura de Beomgyu, encargándose de matar cada centímetro de espacio entre ellos. Las delicadas manos del pequeño quedaron atrapadas sobre el pecho desnudo de Yeonjun. Tenerlo cerca todavía le incomodaba, y aún más si lo único que tenía puesto era unos boxers.

—¿Y si no quiero que duermas?—Susurró.—¿Y si quiero hacerte mío nueva vez?

Beomgyu luchó por apartarlo. No soportaba más insinuaciones.

—El trato fue una noche.—Mencionó.

—Aún es de noche.

—Pues follame sí así me dejarás en paz.— Los ojos oceánicos de Beomgyu eran un torbellino de rabia, tristeza y miedo ¿Por qué sentía miedo? Quizás porque esa noche, había traicionado a su esposo en tantas formas como han sido posibles. Y no solamente por el sexo.

—El problema es que no quiero follarte, ya no.—Soltó la cintura de Beomgyu, mirando directo a los brillantes ojos azules.—Yo quiero hacerte el amor...

𝙀𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙥𝙡𝙖𝙘𝙚𝙧 | YeonGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora