24.1-Knuckles: Llega a su fin

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Hablamos poco y cuando lo hacemos, inevitablemente es de temas tontos, sin importancia, como para llenar el silencio y con suerte matar la tensión sexual que nos separa y nos une. No creo que ir a ver a Amber sea buena idea, porque tengo casi seguro que se la comería, y no de la misma manera en la que lo haría yo, pero es que joder, huele muy bien.

—Entonces, ¿al final, donde vamos?

—No lo sé.

—Aún te quedan horas de una falsa novia, aprovéchalas.

—Lo dices como si no pudiera conseguir una de verdad.—Se ríe y se encoge de hombros, haciendo que la mire una vez más. Realmente no es del todo mi tipo, al menos no físicamente, pero hay algo en su intelecto y en cómo me responde que... Que sí, la convierte en mi tipo.—¿Crees que no podría conseguir una novia de quererlo?—Pregunto tontamente porque sé que ella cree que no.—Mira, podría tener a cualquiera.

—¿Lo dices para convencerme a mi o a ti?—Ahora me mira, apartando la mirada de la ventanilla de la furgoneta. Sus ojos castaños parecen cálidos, cargados de humor, un tipo de humor que fluye entre nosotros de manera amigable y relajada.

—¿Por qué te cuesta tanto creer que podría? ¿Es que no soy guapo?

—Lo eres, sí. —No necesitaba que lo confirmara, pero a nadie le duele oír que es atractivo, ¿no?—Y por supuesto que podrías conseguir a chicas geniales, como por ejemplo, Sophia.

—¿Entonces?

—Pues que el problema eres tú.

—¿Otra vez con eso? Empiezo a tomármelo como algo personal.

—Oh, deberías, sí.—Se ríe y se cruza de piernas, metiendo ambas manos dentro de su sudadera. ¿Tiene frío? Sin que se dé cuenta, muevo la mano hacia la consola de la furgo y activo la calefacción en los asientos, solo para que se mantenga a temperatura agradable sin llegar a ser agobiante.—De nuevo, te repito, eres atractivo para esa clase de chicas que buscan al chico malo.

—Y tú buscas al bueno.

—Yo lo he encontrado.—Corrige mientras asiente con la cabeza.

—Pues entonces, cuando te cases, invitame a tu boda para poder tirarme a tu dama de honor.

—No te hace falta mi boda para tirarte a Sophia. Estoy casi segura de que ella misma te arrastraría hasta un baño.

—¿Un baño? ¿Esa es tu idea de sexo desenfrenado? Ah, ya, eres virgen.

—¡Eh!—Me grita y me levanta un dedo índice, como si fuera a decir algo más.—¡No te lo he contado para que lo uses en mi contra!

—Técnicamente, no me lo has contado.

—Y técnicamente te has ofrecido a quitarme la virginidad, como si fuera algo que yo fuera a compartir contigo.—Hace un ruidito con la boca y luego se ríe mientras niega con la cabeza. Incredulidad, claro, porque yo tampoco sé cómo he pasado de odiarla por ser una bruja, a pensar que, quizás, no es tan mala compañía. No es que pretenda convertirla en mi amiga ni nada de eso, y tampoco va a ser mi nueva Amber, pero está bien. Ella es maja, dentro de lo obvio.—¿Por qué harías algo así en primer lugar?

—Porque es un paso importante para algunos.

—¿Y?

—Pues que si te embarcas a hacerlo con alguien inexperto...

—¿Vas a decirme que puede hacerme daño?—Se ríe y abre mucho los ojos.—Como si te importara una mierda.

—Tienes razón. No me importa. Te lo he propuesto porque estás buena y me provoca tu culo.—Ahora si la he sorprendido y lo sé por la altura en la que sus cejas se elevan, como si intentaran juntarse con su frente.

Cursed devotion ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora