No puedo decir que echo de menos a Maddison porque no solo esta es la mejor clase de todas, sino que el hecho de que apenas haya gente me sienta de maravilla. No tengo porque tener cuidado con que oigo y contestar de manera automática, ni escuchar como la gente tararea canciones de moda.
La clase de la señora Bernard es la mejor, da igual lo que digan los demás sobre que parece estar más bien ida. La adoro. La adoro mucho más de lo que debería, por lo que ni siquiera presto demasiada atención hasta que Kol se sienta a mi lado.
—Buenos días Saddie.—Dice suave mientras mira la pantalla de mi ordenador de manera fortuita. La cierro al momento dándome cuenta de que Dylan se ha conectado pero no me ha contestado.
—Buenos días.
—¿Te has olvidado de mi nombre?—Sonríe mientras me habla y yo niego lentamente. Claro que me acuerdo. Sigue siendo un gran cotilleo en clase, sobre todo entre las chicas.
—Kol. Me acuerdo, sí.
—Bien, eso está bien.—Responde mientras mete las manos en su mochila y saca un portátil de aspecto algo usado. No puedo evitar ver las pegatinas de mis grupos favoritos, grupos que siendo un poco juzgadora, no le pegan para nada. Las señalo con un dedo y le pregunto.
—¿¡Te gusta girl in red?!—Grito un poco más de la cuenta y él las mira conmigo.—¿También Cigarettes After Sex? Ay, amo esa pegatina de The 1975. Oye, tenemos gustos en común.—Me mira fijamente, como si no entendiera lo que le digo o como si le estuviera incomodando por lo que decido cambiar de tema. Recuerdo que no tiene los archivos de la materia, así que me ofrezco a ayudar solo para llenar el aire entre nosotros.—¿Quieres que te envíe los archivos de esta clase?
—Claro. Así ya tendré tu número.—Abro un poco la boca, sorprendida por su frase. Yo me refería a compartírselo por correo.
—Te iba a enviar un correo.
—Añade tu número en ese correo entonces.—Me sonríe totalmente descarado, lo cual hace que cierre la boca al momento. Muda e incómoda. ¿Está ligando conmigo? No. No es posible. No es posible porque no nos conocemos de nada. Probablemente, intenta ser amable y ya. Sonrío con la boca cerrada y sin llegar a mirarle a los ojos. No quiero escuchar sus pensamientos, no quiero saberlo, por favor.
Vuelvo a abrir mi portátil y me voy al correo electrónico. ¿Por qué ha tenido que pedir mi número de esta manera? Ahora mi cabeza es un hervidero de pensamientos incoherentes.
—Dame tu correo.—Pido suave para no alterar el ritmo de la clase. Kol sonríe y mira mi portátil mientras dirige las manos lentamente hacia él. Levanta las cejas como si me estuviera pidiendo permiso y entonces empieza a escribir. Leo K.Shawcross como su nombre en el correo. —¿Shawcross?
—Es mi apellido.—Comenta mientras termina de escribirlo. Asiento sintiéndome gilipollas porque el señor Kelly lo dijo, creo. Le veo teclear su móvil en el correo mientras yo pienso en lo incómodo que es todo, aunque, huele bien. —Y mi móvil por si necesitas ayuda.
—¿Ayuda? ¿Con los deberes?
—O con levantar objetos pesados.—Sonríe al levantar la mirada hacia mi cara mientras yo lo miro sin entender nada. Quiero ser sincera y preguntarle si está ligando conmigo pero a la vez no quiero simplemente asumir algo que no es.
—Ah, ya, gracias.—Digo retomando el control de mi ordenador. Tengo un correo por enviar, con sus datos, guardado en borradores. ¿Para qué querría yo su contacto? Lo miro de reojo y él sonríe anchamente, esa clase de sonrisa deslumbrante que logra hacer que durante un momento lo mire atontada. ¿Le sonríe así a todos los compañeros o solo a las chicas? Porque mirándolo bien... Kol podría ser perfectamente esa clase de chico que juega con las mujeres como si fueran pelotas.
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Cursed devotion ✔️
FantastikLa vida de Saddie está a punto de dar un vuelco cuando por su 19 cumpleaños, una vieja maldición que corre por su familia desde que su antepasada Sarah murió quemada en una hoguera en Salem en el año 1862 se haga real en su día a día.