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🅼🅰🆁🅸🅻🅴🅽

El sonido del despertador dio comienzo al nuevo día, con pereza estire la mano hacia el despertador y tras dos manotazos, ya que bueno falle, o era eso o lo estampo contra la pared con mis poderes, a la tercera fue la vencida y logre apagar el aparato del demonio. Despegue mi cabeza de mi amada almohada y ver la poca luz que entraba por la ventana gracias a las continas gruesas.

Me levanté directa al baño, para mojarme la cara con agua fría para despertar al 100%, al verme por el espejo mi cara de zombi no se notaba tanto como hace unos momentos, salí del baño, para ponerme mis pantuflas, ya que cuando estoy en mi cuarto estoy descalza cuando hace calor y cuando hace frio, en este caso mis pantuflas de conejito. Al abrir la puerta me encontré en el suelo un ramo de gardenias dentro de un jarrón con agua. Me talle los ojos para comprobar si no estoy soñando o ver algo que no es, mire a ambos lados del pasillo y no había nadie.

—Kol, ¿acaso es mi cumpleaños? pregunte, ya que tenemos una tradición durante los cumpleaños dejar algo a la puerta de su habitación.

Ya que con el asunto del Kanima y una voz llamándome entre sueños en medio de la noche, que empezaron desde que Derek me pidió que al menos regresara el cuerpo de pedrito, para darle sepultura ¿Dónde? Quien sabe; sé que no lo admitirá, pero lo hizo por el algo de cariño que le tiene. Desde ese día tuve que pedirle a papá o a mamá que me dieran pociones para dormir, no funciono al 100%, pero al menos una vez en la noche me despierto y no tres, como en los primeros días cada hora.

—No señorita Marilén, aún falta para su cumpleaños respondió con su tono menos robótico, gracias a las mejoras de Leo con ayuda del tío Mau.

Solo asentí a lo que dijo, para agacharme alzar el ramo. Ni siquiera acercarla a la nariz el olor que me gusta llego a mis fosas nasales, di media vuelta para dejarla en el mueble que tuviera más cercano para ponerlo allí y al girarme casi salto por ver a mi papá con su típico pijama de cuatros allí parado detrás del marco de la puerta. Tengo un amor-odio por ocultar nuestra presencia de los demás, la primera, es evidente podemos pasar desapercibidos y la segunda, en esta familia podemos asustarnos entre nosotros, claro sin intensiones de hacerlo o como Migue que le gusta hacerlo cada que hay reunión familiar, claro a los primos menores ya que los adultos aprendieron a detectar la sutil presencia de nosotros.

—Amo y odio al mismo tiempo eso dije poniéndome una mano en el pecho, sintiendo como latía rápidamente mi corazoncito.

—Sabes que no es apropósito hablo ingenuamente y entro y miro las gardenias — espero que te guste mi regalo papá siempre he admirado que puedas hablar tan confiado y seguro, como si te están diciendo la verdad.

—Papá..., no le mientas a un mentiroso sí, papá me enseño el arte del habla, para engatusar con el habla a los demás. Puede ser útil para sacar información sin usar el método del policía malo — aparte del olor que me gusta sentí el perfume de quien-no-debe-ser-nombrado.

—No sé si sentirme orgulloso de mi mismo o golpearme a mí mismo por haberte enseñado como el arte de la manipulación de información — sinceró al decir eso.

—Bien dice las frases: "De tal palo, tal astilla" y "Hijo de tigre, pintito" o más bien de lobo me reí de mi mala broma — y solo porque amo la naturaleza y creo que él lo sabe y porque la gardenia no tiene culpa alguna. No la saco de mi cuarto y porque pensaba comprar un ramo para ese mueble.

Dije para indicarle a papá que saliera y fuéramos a sacar nuestros dotes culinarios para el desayuno, si nos turnamos, normalmente es una persona, pero con papá... bueno mamá lo pone con algunos de nosotros porque teme que vuelva casi a quemar su amada cocina, si como papá tiene de primer amor su camioneta, mamá sus primeros amores son las cocinas ya que ama cocinar.

The Mexican and the Wolf | Derek Hale [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora