Cap.5 La misteriosa desaparición

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Un agente ordenó a sus hombres que comunicaran con la esposa de Trent para decirle lo que ha ocurrido.

El coche ya se estaba secando, era el mismo con el que fuimos a mirar pisos y las llaves no estaban en el coche.

No quiero saber cómo el coche ha acabado en el mar y tampoco me importa. Lo único que quiero es encontrar a Trent.

Tres días después de su desaparición, la policía empezó a buscar a mi amigo sin parar. Él mismo es un detective prestigioso, por lo tanto su agencia de detectives también lo busca.

Bajo la búsqueda de tanta gente, no es exagerar, pero aunque fuese una rata callejera ya lo habrían encontrado hace tiempo, pero no hay ni rastro de Trent.

El reloj el cual subió Trent a buscar en la finca seguía en el baño, significa que nunca volvió al piso, porque sino ya no estaría allí.

Sobre Carlos no hay ninguna sospecha, porque vi con mis ojos cómo salía corriendo Trent. Así que desgraciadamente el más sospechoso soy yo.

Gracias a que declaró la esposa de Trent de que él y yo somos amigos muy íntimos y que no tenía por qué hacerle eso a Trent.

Pasaron cinco dias de caos para la esposa de Trent y para mí. Cuando por fin tuve oportunidad para tranquilizarme me acordé de Rodin.

Unos días más tarde me puse a investigar sobre Rodin, no le dije a nadie la idea que tenía en mente.
Por fin, un día decidí visitar a Rodin. Fui a la empresa en la que trabajaba, y como no podían permitir visitas personales, fui en nombre de la empresa que heredé de mi padre.

En el aspecto físico Rodin parecía una persona muy normal, aproximadamente unos treinta años. Pintas de ser una persona que ha nacido en una familia rica y con buenos estudios.

Rodin no sabía por qué fui a visitarle. Hablé con él un rato sobre la economía y el negocio. Y de repente pregunté: "Señor Rodin, escuché por ahí que tuviste una experiencia terrible en un ascensor, no es así?"
La cara de Rodin cambió, pasó de color a carne a color de un folio. Tras un minuto como empanado mirándome aterrorizado dijo: "Perdón, me tengo que ir!"

"Señor Rodin, te acuerdas de ese al que le chocaste el coche?" Pregunté de nuevo.

Rodin tembló: "Sí, sí, me acuerdo, ha desaparecido."

"Hay algo que no conté a nadie cuando mi amigo desapareció, y es que tardó veinte minutos en subir y bajar!" Exclamé.

La cara de Rodin se volvía asustador, después de un buen rato abrió la boca: "E-es cierto, el ascensor no p-paraba de subir."

Me leventé, quería que se tranquilizara porque tenía infinitas preguntas que hacer.

"Señor Rodin, de verdad crees que es posible que un ascensor tarde veinte minutos? Ya habría subido miles de metros." Pregunté con seriedad.
"No lo sé! No lo sé!" Repitió.

Y pregunté de nuevo: "Vale, y podrías decirme qué pasó después cuando paró el ascensor?"

Pensé que esta que con esta pregunta se asustaría por recordar lo que pasó. Pero no fue así, se volvió tranquilo y respondió: "No pasó nada."

Al decir eso, parecía que él mismo pensó que había dicho algo mal. Y dijo: "Todo lo que pasó ya lo conté en el hospital, creo que tu amigo también lo sabe."

Trent me dijo que después de que parara el ascensor, Rodin fue al balcón y vio que todo parecía vacío y sin color.

No es que dude lo que contó Trent, sino que estoy empezando a dudar de Rodin y sus palabras.

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