7

1.2K 172 20
                                    

4 horas antes del encierro

— Andando, que se nos hace tarde para llegar a la casa del señor Kim — Hoseok se encargo que su hijo usará una ropa presentable que había comprado especialmente para aquella fiesta.

— Ya vamos papá — Kook se separo, pero Hoseok lo acercó terminando de arreglar su cabello —. Voy a terminar con el cabello completamente desordenado — le reclamo sin alejarse, pues le gustaba que lo tratara aún como un niño.

Bueno, en algunas ocasiones, también deseaba sentirse como si ya fuera un adulto. Un bonito omega como su padre Hoseok.

La mayoría de las personas le decían que sería un alfa, pero él sentía que sería un omega, no había nada de malo en serlo, su papá Hoseok era uno, el mejor de todos los omegas, además el más bonito.

— Listo — Hoseok se separo admirando a su hijo —. Creces tan rápido, parece que fue ayer cuando te estaba cambiando de pañales — fingió limpiar una lagrima de su rostro.

Kook sonrió negando, tomando la mano de Hoseok y dejándola en su brazo.

— Vamos antes de que el sentimiento nos gane a ambos — sonrió el menor después de cerrar la puerta.

Ambos salieron de la casa, Kook llevaba la bolsa con el regalo que habían comprado, mientras Hosoek revisaba que no olvidara nada, Jimin había viajado a ver a sus padres, por ello estaba usando el auto, su amigo insistió que de esa forma sería más práctico ir y venir de la fiesta.

No llegaron ni antes ni después, el ambiente era cálido, muchos adornos, mesas, personas por aquí y por allá, ni que decir con los niños, que estaban felices corriendo por todo el lugar, acariciando a los animales.

Sin duda el señor Kim y su pareja sabían organizar fiestas fantásticas.

— Ve y diviértete un rato — Hoseok tomó la bolsa de regalo pero Kook negó.

— Primero quiero entregárselo — sonrió Kook antes de alejarse, corriendo por el lugar buscando a su amigo Tae.

No tardo mucho en encontrarlo.

— TaeTae — lo abrazo por la espalda.

— Kookie, si pudiste venir — el mayor se giro para poder verlo.

Ambos sintiendo un ligero cosquilleo en su corazón y sus mejillas se tiñeron de rojo.

— Es para ti — se apresuró a entregarle la bolsa con el regalo.

— No debías molestarte, tú presencia ya es un regalo para mi Kookie — respondió el mayor abriendo la bolsa.

Sonrió al ver el bonito peluche.

— Me recordó mucho a ti, el corazón es por que eres muy cálido y siempre das amor, mientras que su atuendo, es por que eres como un osito — sonrió sin dejar de verlo.

— Me gusta mucho, es mi peluche favorito desde ahora, acompáñame, lo dejaremos en mi habitación — Tae tomo su mano, sintiendo un ligero cosquilleo, pero avanzó entre la gente para poder entrar a su hogar.

Una vez en la habitación, Kook se quedó quieto, por miedo a romper algo, todo se veía costoso, sabía que su papá Hosoek no podría pagar nada de lo que había ahí.

— Kookie pero ven — Tae se acercó tomando nuevamente su mano, caminando a la cama.

Ambos tomaron asiento, estaban en silencio, pero uno bastante cómodo, hasta que Tae acortó distancia, dejando un pequeño beso en su mejilla.

— De verdad fue un detalle muy lindo, gracias Kookie — añadió antes de dejar otro pequeño beso.

Kook sentía que podía morir en ese momento, volteo a verlo, sintiendo sus mejillas arder, en realidad todo su rostro estaba rojo.

— Me gustas TaeTae — se atrevió a confesar.

Tae lo miró sonriendo ante esa confesión, eran pequeños, pero al menos sus sentimientos estaban siendo correspondidos.

— También me gustas Kookie — tomo su mejilla.

Iban a compartir su primer beso, ninguno d ellos dos podían creer lo que estaba sucediendo, apenas un rose de labios, un beso sincero, dulce e inocente, pero cargado de tantas emociones.

Se separaron con prisa cuando escucharon vives y unos pasos en dirección a su habitación, Tae se alarmó, no quería que sus padres le dieran un sermón por estar aquí con Kookie.

— Ven — tomó la mano del menor, entrando al armario, ahí estarían seguros.

Tomados de la mano, todo parecía estar bien.

— Hoseok que bueno que estas aquí — es señor Kim se acercó a saludarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Hoseok que bueno que estas aquí — es señor Kim se acercó a saludarlo.

— Señor Kim, gracias por invitar a mi hijo a mi — Hoseok limpio sus manos para poder saludarlo.

— Las veces que he llevado a mi hijo se llevan muy bien, claro que los invitaría — Nam sonrió, viendo a su esposo a lo lejos, estaba hablando con Yoongi.

Solo esperaba que el plan de Jin estuviera funcionando.

— Oh, quieres un poco más — Nam se acercó sirviendo.

Sin querer, al menos eso pensaría Hosoek, Nam dejó derramar un poco de salsa en la ropa del contrario.

— Lo siento mucho, Jin siempre dice que soy algo torpe, a él le gusta eso, pero las demás personas lo encuentran algo incomodo — sonrió tratando de limpiar, pero la mancha solo se volvía más grande.

— No sé preocupe señor Kim — Hoseok negó tratando de quitar a su jefe.

— Nada de eso, vamos arriba, necesitas cambiarte, te prestare algo de ropa, vamos — Nam se lo llevo, caminando dentro de la casa.

— Te dejaré en el baño de la habitación de mi hijo, es más cómodo que el baño principal — subieron hasta llegar a dicha habitación.

Hoseok creía que toda esa casa era demasiado costosa, sonrió al ver el peluche que Kook le regalaría a Tae. Entró al baño, tomando algo de papel para tratar de disminuir la mancha.

Minutos después escucho pasos, la puerta ser abierta.

— Gracias señor Kim, me cambiare en un momento — se giro para ver a su jefe, pero no era la persona que esperaba ver la que estaba ahí.

— Gracias señor Kim, me cambiare en un momento — se giro para ver a su jefe, pero no era la persona que esperaba ver la que estaba ahí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cero horas antes del encierro

La foto de papá - Yoonseok Donde viven las historias. Descúbrelo ahora