Viaje a otro mundo V. Ash (parte 1)

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P.O.V. Ash
La luz del día se filtró por las cortinas y golpeó mis ojos, arrastrándome de vuelta a la realidad. El sonido insistente del despertador resonó en mi pequeña habitación, marcando el inicio de otro día. Me levanté lentamente, como siempre, con tiempo suficiente para seguir la rutina que había construido a base de necesidad. Ordenar mi cuarto, preparar el desayuno, y enfrentarme a lo inevitable. Vivir solo a los 13 años te obliga a ser responsable, mucho antes de lo que debería ser normal.

Vivo solo. Puede parecer extraño, pero mis padres, si es que aún puedo llamarlos así, me mantienen. Pagan el cuarto, la luz, el agua, el internet. Se aseguran de que no me falte lo básico. Pero eso es todo lo que recibo de ellos: pagos. Nadie me llama, nadie me visita. Las reuniones familiares y las festividades se celebran sin mí, como si no existiera. Mi madre se casó de nuevo, y su nueva vida no tiene espacio para mí. Mi padrastro lo dejó claro desde el principio: él quiere estar rodeado de sus propios hijos y los gemelos que tuvo en su primer matrimonio. Yo, en cambio, fui relegado a una esquina, como una simple obligación, un trámite. Ni mi madre ni el resto de mi familia se opusieron. Todos parecían satisfechos, cegados por la estabilidad económica que él les ofrecía.

El contacto con mi madre es inexistente. No me llama, no me pregunta cómo estoy. No hay amor, ni siquiera preocupación. Lo único que recibo de ellos son los cheques, cortesía de mi padrastro. Me abandonaron en este cuarto hace más de un año, cuando mi madre quedó embarazada de nuevo. Y desde entonces, apenas si existo para ellos. Al principio, me cuidaba una niñera, pero cuando cumplí los 12 años, decidieron que ya era lo suficientemente grande para arreglármelas solo. Así que eso hice.

A pesar de todo, no estoy completamente solo. He encontrado compañía en un lugar inesperado: el mundo virtual. En Sword Art Online conocí a personas con quienes comparto mis gustos, y poco a poco formamos un grupo. No somos los mejores jugadores, ni los más fuertes, pero eso no importa. Hablamos de manga, anime, y de las cosas que hacen nuestra vida más llevadera. Nos entendemos, aunque la mayoría del tiempo solo nos veamos a través de una pantalla.

Hoy será otro día más. Después de las clases, tengo algo importante que hacer. Tal vez la rutina de la escuela sea lo único que me mantiene en movimiento, lo que me obliga a seguir adelante cuando todo lo demás parece haberse detenido. Pero por ahora, eso es suficiente.

Mientras caminaba hacia el instituto, vi una tienda de juegos y empecé a recordar cómo conocí a Wakaba, mi mejor amiga. La conocí por accidente en esa misma tienda. Ella quería comprar un juego que acababa de salir a la venta, y yo también. Por un error mío, chocamos. Por supuesto, me disculpé y la saludé con respeto por el accidente. La ayudé a recoger sus cosas y aceptó mis disculpas. Luego, cuando se iba, me di cuenta de quién era. Me puse nervioso por lo que había sucedido, pero me alegra que mi reacción haya sido tarde, ya que habría sido muy vergonzoso si me hubiera visto así.

Me disponía a comprar el juego que quería y por cosas del destino me tocó hacer la fila detrás de ella para pagar. Estaba nervioso por no hacer el tonto cerca de ella, pero en mi defensa ¿qué chico quiere hacer el tonto frente a una chica linda? Y menos aún cuando es la aclamada "Diosa del instituto".

Me limité a esperar, desviando la mirada hasta que llegó su turno, pero pasó algo raro. Cuando le tocó a ella, no decía nada, cosa que hizo que la encargada se molestara y le dijo que saliera de la fila. Entonces no sé de dónde o cómo saqué fuerzas para intervenir y ayudarla con la situación. Hablando con la encargada logré que le dieran el juego. Aún por ayudarla, no me dijo nada, pero no le di mucha importancia, pues no la ayudé esperando algo a cambio.

Al salir de la tienda, ella me tocó el hombro, lo que me asustó, y escuché algo que me dejó algo sorprendido.

"Gracias", con una voz suave y con tono algo débil, y se retiró. La miré unos segundos mientras se iba alejando poco a poco. Entonces se me formuló la siguiente pregunta: ¿Será tímida con los demás?

¡¡¿Soy débil?!! y que, ¡¡Voy a mejorar!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora