26

657 54 8
                                    

Esa misma noche, Louis le prometió a Harry que, después de todo lo que tuviera que hacer post show, se quedaría a dormir con él.

Y él, pobre iluso, le creyó.

Mimetizándose con el silencio y la oscuridad que reina en el interior del tour bus, Louis desliza con lentitud y paciencia absoluta su mano de la cintura de Harry.

Se han quedado dormidos a eso de las 2 de la mañana, hablando de estupideces y mirando las estrellas titilar a través de las ventanas metálicas. 

Sin darse cuenta, terminó abrazándolo, con la palma de su mano apoyada sobre su pecho, justo a la altura donde su corazón humano late.

Y por algunos instantes todo se sintió en paz, en calma absoluta. Como si fueran una pareja normal, como si entre ellos no existieran los secretos.

Harry se queja un poco cuando Louis logra liberarse de la cárcel que resulta ser la calidez de su cuerpo. Porque sí, para Louis no hay nada que lo aprisione más que el calor de Harry cuando duermen juntos.

Si fuera por él, no volvería a levantarse de la cama nunca más. Y eso que es mucho tiempo para Louis.

Le besa la sien y las mejillas. Quizás se emociona un poco y le regala dos apretones de labios en las comisuras, robándose esos suspiros que se escapan de aquellos labios angelicales.

Con pesar en el alma, y un tirón en el corazón que le ruega que no se aleje, Louis se baja de la cama y camina en dirección a la salida.

Hace, por lo menos, media hora que el tour bus se ha detenido.

Y Louis es consciente que han sido órdenes de su padre, sobre todo cuando logra vislumbrar, a través de las ventanas, un letrero iluminado por dos reflectores fríos.

"Cárcel de Minneapolis"

Un suspiro, con gusto a quejido, se desliza por sus labios mientras sus ojos se ponen blancos ante la frustración que le genera tener que hacer estas cosas.

Aún no sabe qué fue lo que hizo mal como para terminar siendo hijo de su padre.

Le sonríe amablemente al chofer, quien es un demonio nuevo cada noche.

Para su suerte, hoy le toca a Agares, con quien se ha criado dado que su padre siempre le ordenó vigilar que las legiones demoníacas de este ser no se salieran de su control.

Con desgano, y deslizando la palma de su mano por el metal congelado de la pared del tour bus, desciende los escalones hacia la calle.

El silencio es ensordecedor, una cáscara que se fusiona con el color oscuro del anochecer en su máximo esplendor.

Las suelas de sus zapatillas negras chasquean contra el pavimento, dirigiéndose, como si su cuerpo supiera a dónde es que tiene que ir, hacia la entrada de aquella cárcel.

El cielo está completamente empañado por nubes que parecen algodonadas, de colores grises y azulados. Apenas si la luna se alcanza a ver a través de aquellos cúmulos.

Parece que va a llover.

Un estruendo hace temblar el firmamento luego de que aquel pensamiento apareciera en la mente de Louis.

Gracias a eso, en lo único que puede preocuparse es en Harry temblando de miedo por la tormenta que se desatará en poco tiempo.

Necesita apurarse si quiere estar ahí antes que su amante despierte y se entere que ha roto con la promesa de dormir juntos una noche.

Cubriéndose la cabeza con la capucha de su buzo negro, Louis avanza hacia la puerta automática enrejada.

Mete las manos en la cangurera para palpar el metal frío de la daga con la que se jacta matando personas, y sonríe tras la propia oscuridad que le brinda su ropa cuando la adrenalina y la maldad se conjugan en sus venas para lograr una efervescencia en su sangre.

Physical [L.S] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora